martes, 23 de junio de 2015

NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA

NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA

INVOCACION AL ESPIRITU SANTO

LECTURA EVANGELICA: Lc 1,57—66.80
A Isabel le llegó el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo. Sus vecinos y familiares oyeron que el Señor se había mostrado misericordioso con ella y compartieron su alegría.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño y querían llamarlo Zacarías, como su padre. Pero su madre tomó la palabra y dijo: “¡No! ¡Se llamará Juan!”. Le dijeron: “en tu familia no hay nadie que tenga ese nombre”. Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara. El pidió una tabla y escribió: “Su nombre es Juan”. Y todos se sorprendieron. De inmediato se le abrió la boca, recuperó el habla y comenzó a bendecir a Dios. Todos los vecinos quedaron llenos de temor, y por toda la región montañosa de Judea se comentaba lo sucedido. Todos los que lo oían lo guardaban en su memoria y decían:”¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque en él se mostraba el poder de Dios.

El niño crecía y su espíritu se fortalecía. Y estuvo viviendo en lugares desiertos hasta el día de su aparición pública a Israel.

PALABRA DEL SEÑOR

COMENTARIO

En el calendario litúrgico encontramos dos fiestas de Juan el Bautista: su nacimiento, hoy, y su martirio, el 29 de agosto. Y curiosamente la de mayor solemnidad no es la segunda sino la primera. La narración se centra en la elección del nombre de Juan, para dejar bien claro que tal decisión no proviene de los hombres sino de Dios mismo. Efectivamente el ángel le había dicho a Zacarías,  en la aparición que tuvo lugar mientras él prestaba su oficio en el Templo, que el niño se llamaría Juan (1,13), que en hebreo significa “El Señor hace misericordia”.

La designación de un nombre por parte de Dios indica la misión que le confía al elegido. La misión de Juan el Bautista será efectivamente la de anunciar la llegada a este mundo de la misericordia divina, hecha carne en la persona del Mesías. Así lo cantará el mismo Zacarías inmediatamente después de recuperar el habla (Cf Lc 1,67-79). La predicación de Juan al pueblo y a las autoridades religiosas judías, a orillas del Jordán, se centrará en la necesidad de convertirse para prepararse a recibir al Mesías, que viene a manifestar la misericordia de Dios  y el perdón de los pecados a todos los que se arrepientan y hagan penitencia mediante la caridad a favor de los pobres.

Esa será también la misión del Mesías (Cf Lc 4,18ss) y esa misma será la que él confiará a  sus discípulos y apóstoles: llevar por el mundo entero el evangelio del perdón y de la misericordia: sean misericordiosos como mi Padre es misericordioso.

ORACION

Padre de infinita misericordia, te damos gracias por haber elegido a Juan el Bautista, desde el mismo seno de su madre Isabel, para que fuera tu siervo y reuniera el disperso rebaño de Jacob en tu redil. Te damos gracias porque quisiste, en tu infinita bondad, que Juan caminara delante de tu Hijo Jesús, abriéndole paso, señalándolo entre los hombres como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Hoy sigues llamando a muchas personas para que anuncien tu Reino en el seno de la familia, en la vida consagrada, el ministerio presbiteral o diaconal, en la vida misionera o contemplativa. Señor, que nuestras vidas se pongan con generosidad y desprendimiento al servicio de tus designios de salvación y salgamos a anunciar con decisión y sin miedo  la presencia de Tu Hijo en este mundo.

Queremos cumplir nuestra misión como Juan: con fortaleza, con energía, con convicción, con alegría y con esperanza sin dejarnos tumbar por ningún tipo de adversidad. Santa María, madre humilde y valerosa, que nunca nos dejemos llevar por el orgullo, antes bien,  actuemos siempre con sencillez y disponibilidad total para llevar a cabo  los planes de Dios. Amén.

NOS COMPROMETEMOS

Como Juan Bautista nos corresponde abrir en el mundo conflictivo y violento en el que vivimos los cauces para que fluya el evangelio de la misericordia y del perdón.

24-06-15/URSS

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