domingo, 26 de octubre de 2014

HOMILIA DEL XXX DOMINGO ORDINARIO. CICLO A (Mt 22, 34-40)


Muy queridos hermanos y hermanas,
Seguimos acercándonos al final del año litúrgico. El evangelio de este domingo nos ubica en Jerusalén donde Jesús consumará su misión salvadora. El texto de hoy forma parte de una serie de polémicas suscitadas por los adversarios de Jesús con la finalidad de desacreditarlo ante el pueblo y justificar su enjuiciamiento.  El inicio del texto hace alusión a la trampa que le tendieron  los saduceos con una pregunta sobre la fe en la resurrección  y de la cual Jesús se libró con las armas de las Sagradas Escrituras.
Ahora son los fariseos los que lo ponen a prueba con la pregunta sobre cuál es el mayor de los mandamientos de la Ley. Los fariseos estudiaban a fondo las Escrituras, dedicaban buena parte de su tiempo a escrutarlas y a enseñarlas en sus escuelas y sinagogas. En  tiempo de Jesús, se habían ya acumulado muchos estudios sobre la materia y los judíos disponían de una cantidad enorme de normas, costumbres, leyes, grandes y pequeñas para regular la observancia de los Diez Mandamientos. Existían alrededor de 630. Por eso se debatía con ardor cuál era la relación y jerarquía entre tantos  mandamientos. Unos decían: “Todas las leyes tienen el mismo valor, tanto las grandes como las pequeñas, porque todo viene de Dios. No nos compete introducir distinciones en las cosas de Dios”. Otros decían: “Algunas leyes son más importantes que otras y por lo tanto más obligatorias”. Era tema de discusión entre especialistas, entre expertos y como estaban convencidos que Jesús no era ningún experto en la materia le hacen la pregunta para que su ignorancia lo ponga en ridículo ante el pueblo.
El Señor responde citando dos textos de la Sagrada Escritura. Primero el famoso “Shema Israel”, texto que los judíos piadosos recitaban varias veces al día, colocaban en su frente y en el dintel de sus puertas: “¡Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente!” (Cf. Dt 6,4-5). “¡Éste es el más grande o el primer mandamiento.” Pero sorpresivamente no se queda allí sino que cita otro texto clásico del Viejo Testamento: El primero y fundamental no es el único. Hay un segundo mandamiento que es semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19,18). Y concluye: “De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas”.
Dicho con otras palabras, ésta es la puerta para llegar a Dios y al prójimo. No existe otra. Entre los dos sintetizan los diez mandamientos. Los tres primeros están dirigidos directamente a Dios; los 7 restantes al prójimo.  La más grande tentación del ser humano es la de querer separar estos dos amores. Ocuparse solamente de Dios ignorando al prójimo es caer en un espiritualismo desencarnado o peor aún en un fundamentalismo inhumano y cruel. Colocar al hombre en lugar de Dios es la puerta para construir un mundo injusto y desigual, donde unos pocos viven bien a costilla de multitudes hambrientas y abandonadas a su suerte.
El Beato Paulo VI decía que pretender construir un mundo sin Dios lleva inexorablemente a la existencia de un mundo contra el mismo hombre. El camino para llegar a Dios es el hombre. El camino para llegar al hombre es Dios. Son dos caras de una misma moneda. Esta verdad nos la reveló el mismo Jesús en el misterio de su persona: el Hijo de Dios hecho hombre en el seno de María.  Así se nos presentó el Señor con estas palabras: “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida”.  (Jn 14,6). El Verbo Encarnado es el camino de la Iglesia. Solo el amor al hombre concreto nos conduce a Dios y solo la fuerza del amor de Dios en nuestros corazones, derramado por el Espíritu Santo, (Cf Rm 8,5) nos capacita y nos impulsa a amar al prójimo, a cualquier prójimo, a todo prójimo como merece ser amado.  Es la lección de la parábola del Buen Samaritano (Cf Lc 10,25-37). “Nadie puede amar a Dios a quien no ve si no ama a su hermano a quien ve”, concluye el apóstol San Juan.
Este es el camino que nos mostró con el testimonio de su vida el Venerable José Gregorio Hernández, ilustre científico y médico venezolano y cristiano de gran envergadura, lustre y gloria del laicado católico de este país. Buscó afanosamente a Dios en el silencio de la Cartuja de la Farnetta, en la vida clerical, en los padres Sacramentinos. Y el Señor le mostró que si quería servirlo y darle gloria debía de hacerlo atendiendo a los jóvenes universitarios, a los campesinos de su tierra natal y a los pobres de Caracas en calidad de catedrático, de científico y de medico. Hoy a 150 años del nacimiento de tan ilustre compatriota, imploramos la misericordia divina para que, por su intercesión, se produzca el milagro tan esperado y pueda así ser llevado a los altares. José Gregorio es ya un modelo de santidad para muchos de nosotros. Su vida nos inspira y nos empuja a servir al Señor en nuestros hermanos con dedicación, entrega y alegría. Pero sería sin duda mucho más grande la dicha y mucho mayor el impacto de su ejemplo sobre nuestro pueblo y sobre la Iglesia entera si llegará a ser inscrito en el catálogo de los beatos y más adelante en el de los santos.
Mientras eso ocurre acordémonos que no le podemos rendir culto público, que no podemos colocar su imagen en nuestros templos, iglesias y capillas y no podemos introducir su nombre en letanías litúrgicas. Si mandamos a celebrar misas por favores concedidos la intención ha de ser siempre por su pronta beatificación. Solo la Iglesia a través del Santo Padre puede declarar oficialmente su santidad cuando considere que se han cumplido todos los requisitos para ello. Oremos pues con humildad y confianza para que muy pronto, cuando Dios lo tenga dispuesto, se produzca este feliz acontecimiento. Lo más importante de todo esto ha de ser que aprendamos todos a amar a Dios por encima de todo y a nuestro prójimo como nos amó Jesús. ¿Cuál es la medida del amor de Jesús? Llegar a amar hasta ser capaz de dar la vida por nuestro prójimo. Hacia allá debemos caminar. Que esta eucaristía nos impulse a todos en esa dirección.

Maracaibo 26 de octubre de 2014

miércoles, 22 de octubre de 2014

Las 12 Claves del Sínodo Extraordinario sobre la Familia.

Ha terminado el Sínodo Extraordinario de obispos sobre la Familia con la beatificación del papa Pablo VI. La opinión pública ha salido un poco desconcertada porque se han escrito crónicas en las que la Iglesia parece que está dividida en temas como los homosexuales, los divorciados, la crisis de las familias y un largo etcétera. Convendrá puntualizar e informar de cuáles han sido las claves de este Sínodo Extraordinario, que en realidad es preparatorio al Sínodo Ordinario, sobre el mismo tema, que se celebrará en octubre del año próximo 2015.

Por eso hemos considerado oportuno tener en cuenta las siguientes 12 claves para resumir lo que ha significado el Sínodo.

Clave 1.- El Papa ha pedido a los presentes en el Sínodo, cardenales, obispos, sacerdotes y laicos, hablar con la máxima libertad, lo que según los presentes esto se ha dado. “No tengáis miedo a hablar, dijo el papa Francisco. Tener presente que la familia, cualquiera que sea su situación o sus crisis, debe ser “acogida”, “escuchada” y “acompañada”, porque la Iglesia tiene siempre “las puertas abiertas” a todos los hombres, por muy irregulares o difíciles que sean sus vidas, por muy cercanas o alejadas de Dios.

Clave 2.-Se han registrado intervenciones diversas porque la realidad de la familia es diversa en las distintas partes del mundo y los obispos son también diversos: no es lo mismo la situación familiar occidental,  que la africana y asiática. Mientras en Asia hay muchísimos matrimonios mixtos y con no creyentes, en África se rechaza la homosexualidad y se dan las familias poligámicas. Por eso los obispos tienen distinto registro al hablar de las familias.

Clave 3.- El papa Francisco ha estado en silencio. Quería escuchar y no quiere pronunciarse hasta que los temas planteados maduren y estén mejor planteados en el próximo Sínodo Ordinario de 2015. El papa Francisco no publicará ningún documento sobre la base de las conclusiones de los “circuli minores” o grupos lingüísticos. Los textos aprobados son “documentos de trabajo”que seguirán en estudio en el próximo Sínodo.  Se intenta conjugar la “misericordia” de Dios, con el acompañamiento de la Iglesia a “todas” las familias, cualquiera que sea su situación, con la doctrina inmutable, procedente de la Revelación sobre la familia y el matrimonio.

Clave 4.-Un Sínodo es un órgano consultivo del Papa donde participan representantes de todas las conferencias episcopales. Sirve para reunirse con el Papa y debatir todas actuales, como en este caso el tema de la familia. Es lo que se llama vivir la “sinodalidad” o “colegialidad”, dicho en expresión del Concilio. O sea “caminar juntos” y vivir la corresponsabilidad en la vida de la Iglesia bajo Pedro, o con Pedro. 

Clave 5.-  En todos los Sínodos –como ocurrió en el Concilio—existen filtraciones en la prensa especialmente de hechos que puedan causar impacto entre  público, como el tema de los homosexuales o los divorciados. Las agencias internacionales difunden estas filtraciones que quedan como si fueran opiniones del Sínodo. Es el juego actual del mundo de la comunicación: “si no cuentas cosas raras no levantas un titular”. En los Sínodos, de entrada os medios ya dividen a los padres sinodales entre “progresistas” y “conservadores”. Siempre es lo mismo. Los conservadores son lógicamente los de la Curia y los progresistas los padres sinodales que obtienen protagonismo por romper de alguna manera con la doctrina tradicional. En este Sínodo el clima ha sido bueno, aun con las lógicas y normales discrepancias. Una cosa es discrepar, defendiendo con fuerza las propias ideas, y otra es “pelearse” como han dicho algunos medios. Los padres sinodales pidieron ampliar los tribunales eclesiásticos sobre nulidades matrimoniales y que sean más expeditivos.
Clave 6.- Una cosa es la comprensión y acompañamiento de las familias viviendo con ellas el dolor de una crisis o de situaciones irregulares, y otra aceptar estas situaciones irregulares como si tuvieran el beneplácito de la Iglesia. El Sínodo no ha venido a cambiar la doctrina, sino la pastoral.

Clave 7.- El mensaje del Sínodo manifiesta cómo Cristo pasa por las calles y los hogares mostrando la “belleza” de la familia reflejada en el “el testimonio cotidiano que ofrecen muchas familias a la Iglesia y al mundo con su fidelidad, su fe, su esperanza y su amor”, a pesar de las dificultades … Hay un desafío a la fidelidad conyugal porque lavida familiar suele estar marcada por el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el stress de una ansiedad que descuida la reflexión serena”. Se asiste así a “no pocas crisis matrimoniales, que se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio”. 

Clave 8.- Pensamos –dice el Mensaje del Sínodo-- en las dificultades económicas causadas por sistemas perversos, originados “en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (Evangelii gaudium, 55), que humilla la dignidad de las personas.Pensamos en el padre o en la madre sin trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su familia, o en los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así pueden ser presa de la droga o de la criminalidad”.  Pensamos en las familias pobres, en lasprófugas, en las perseguidas por la fe, que sufren las guerras, en lasmujeres que sufren violencia, en los abusos a los niños y jóvenes. Y añade: “Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común… Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie”.

Clave 9.- Jesucristo no fue a buscar a los buenos, sino a los publicanos y a los pecadores. Hay que salir a las periferias, sin descuidar a las familias que sirven de modelo y testimonio a otras familias. “La cima que recoge y unifica todos los hilos de la comunión con Dios –dice el Mensaje del Sínodo-- y con el prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con toda la Iglesia la familia se sienta a la mesa con el Señor. Él se entrega a todos nosotros, peregrinos en la historia hacia la meta del encuentro último, cuando Cristo “será todo en todos” (Col 3, 11). Por eso, en la primera etapa de nuestro camino sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión”.

Clave 10.-El Sínodo no cuestiona la doctrina sino que reflexiona sobre la pastoral, o sea el discernimiento espiritual para la aplicación de la misma. La misericordia no elimina los mandamientos sino que son su clave hermenéutica (arte de interpretar textos sagrados). La sexualidad debe abordarse de forma muy positiva, pues se habla tanto de lo negativo de la sexualidad fuera del matrimonio que parece que la sexualidad matrimonial sea “una concesión,  a una imperfección”.
 
Clave 11.- El amor tiende por su propia naturaleza a ser para siempre, hasta dar la vida por la persona amada (cf. Jn 15, 13). El amor conyugal, persiste a pesar de las múltiples dificultades del límite humano, y es uno de los milagros más bellos, aunque también es el más común”. El amor no es sólo procreación, sino también educación en la fe de los hijos. Esta misión es frecuentemente compartida y ejercitada por los abuelos y las abuelas con gran afecto y dedicación. Así la familia se presenta como una auténtica Iglesia doméstica”. El amor es “una entrega de bienes, de compañía, de amor y de misericordia, y también un testimonio de verdad, de luz, de sentido de la vida”.
 

Clave 12.- “El matrimonio es una vocación auténtica y como tal requiere fidelidad y coherencia”, dice el Mensaje sinodal. ”El camino de preparación al matrimonio debe ser largo, personalizado y severo, sin miedo a que disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia”. La familia debe ser la escuela de “alteridad” donde se acepta el otro tal cual es, con amor. “La familia se enfrenta ante “la dictadura del pensamiento único” en torno a los conceptos de familia, vistos de modo secularizado y según las modas de los tiempos. La crisis de valores, el secularismo ateo, el hedonismo y la ambición de poder erosionan a la familia y cambian los valores de unión entre el hombre y la mujer”.

Esta reunión de los obispos con el sucesor de Pedro y en comunión con él, aunque en una confrontación serena sobre los problemas de las familias, es el síntoma de una iglesia viva, vigorosa, donde todos hablan desde su perspectiva, queriendo dar lo mejor al pueblo cristiano, si así es aceptado y promulgado por el Papa.

Salvador Aragonés. Aleteia


sábado, 18 de octubre de 2014

Homilía pronunciada en la Misa de Acción de Gracias por la Beatificación de Don Álvaro del Portillo, Obispo y Prelado del Opus Dei.

Homilía pronunciada en la Misa de Acción de Gracias
por la Beatificación de Don Álvaro del Portillo,
Obispo y Prelado del Opus Dei.


Muy queridos hermanos y hermanas,
Fidelis servus et prudens quem constituit Dominus super familiam suam: Siervo fiel y prudente a quien ha puesto el Señor al frente de su familia. 
El pasado 27 de Septiembre, en la vasta esplanada de Valdebebas, en las afueras de Madrid, la procesión de entrada de la Solemne Misa de Beatificación de Don Álvaro del Portillo, avanzaba acompañada por este canto litúrgico tomado del libro de los Proverbios, que subraya la fidelidad del hombre prudente a quien Dios pone al frente de su casa.
La Fidelidad, virtud emblemática del nuevo Beato, era cantada por el coro y la solemne armonía de aquel canto llenaba el ambiente de un alegre recogimiento. Además, la multitudinaria asamblea, en sí misma, reflejaba maravillosamente la universalidad de la Iglesia. Y también, de alguna forma,  la universalidad de esa partecita de la Iglesia que es la Prelatura del Opus Dei.
El Señor me concedió la dicha de estar entre los concelebrantes. Desde la inmensa tarima donde quedé ubicado, delante del portentoso ensamble coral, pude abrazar con la mirada y el corazón la hermosa asamblea de fieles y contemplar de algún modo la belleza del Pueblo de Dios, “reino de sacerdotes y nación santa, pueblo adquirido en posesión para anunciar las grandezas del que los llamó de la oscuridad a su luz admirable” (1Pe 2,9). Desde el presbiterio, también bajo numerosas mitras, nos sentíamos gozosos parte de ese pueblo bendito; allí también se encontraban todos los colores, blancos, amarillos, cobrizos, negros, marrones, todas las combinaciones que, como afirmaba San Josemaría, el amor humano es capaz de lograr.
En la multiforme nave de aquella singular iglesia, reunión de convocados al aire libre, decenas de miles de personas compartían el gozo y la paz que brota de los corazones que quieren vivir la alegría del evangelio. Todos reunidos en la asamblea litúrgica, el pueblo fiel, aquella inmensa muchedumbre de laicos, la presencia de múltiples carismas que adornan la iglesia con la vida religiosa, y los tres órdenes del ministerio sagrado, presididos por el Cardenal Ángelo Amato, representante del Papa Francisco, quien en definitiva había dispuesto para ese día la Beatificación de Don Álvaro. Allí estaba la Iglesia que alaba a Dios en sus Santos y Beatos, y que sigue proclamando el amor de Dios en un mundo lleno de odios, rencores y violencias. Todo lo que allí estaba aconteciendo nos llevaba a proclamar: “Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios que es Padre de todos, que está sobre todos y habita en todos” (Ef 4,5)
Vir fidelis multum laudabitur. El varón fiel será muy alabado. ¡Que realidad más hermosa es la fidelidad!  La fidelidad a lo largo del tiempo es el nombre del amor, decía Benedicto XVI, y es una gran verdad. Todos necesitamos permanecer en el amor, como dice San Juan, si queremos saber que significa amar en Dios, ser amados por El y amar en su nombre (Jn 15,9-10). 
La gran tragedia que nos amenaza hoy es “la globalización de la indiferencia” como la llama el Papa Francisco; radica en vivir tan encapsulados en nuestra propia autorreferencialidad que pasamos de largo, como el sacerdote y el levita, sin fijarnos siquiera en el que yace tirado herido y abandonado a la orilla del camino (Cf  Lc 31-32).  “Los cristianos insistimos en nuestra propuesta de reconocer el otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos mutuamente” (EG 54 7 67). La fidelidad en el amor es el antídoto que nos propone el beato Álvaro del Portillo.
Dios no es un ser estático, digno de amor pero indiferente hacia nosotros. Dios, que sabe que necesitamos amarle, sale a nuestro encuentro y nos facilita el camino. A veces usa circunstancias, o cosas o personas que nos ayudan a encontrarlo y seguirlo. En el caso de Don Álvaro esa persona fue San Josemaría Escrivá.
Decía el Papa Francisco en la cariñosa carta que le dirigió a Mons. Echevarría, Prelado del Opus Dei, con ocasión de esta Beatificación, en Madrid “tuvo lugar sobre todo el acontecimiento que selló definitivamente el rumbo de la vida del joven Álvaro: el encuentro con San Josemaría Escrivá, de quien aprendió a enamorarse cada día más de Cristo”.
Desde el comienzo, aquel joven estudiante de ingeniería de caminos canales y puertos, comprendió que su seguimiento del Señor se materializaba en un seguimiento fidelísimo al Fundador del Opus Dei. La providencia de Dios movió sus hilos y, salvo un tiempo durante la Guerra Civil española, Don Álvaro estuvo siempre junto a San Josemaría. Una vez ordenado sacerdote, fue su confesor y, a su muerte, fue elegido para sucederle como Padre y Pastor de esa porción del pueblo de Dios que es la Prelatura.
Son conmovedoras algunas anécdotas que manifiestan esa unidad fortísima que sostuvo siempre con San Josemaría. La siguiente la narra Encarnación Ortega. Ocurrió después de una operación de apendicitis que se realizó el 26 de febrero de 1950, y que resultó mucho más complicada de lo previsto y en la que se hizo necesario aumentar la dosis de anestesia. «Después de llevarlo del quirófano a su habitación, el cirujano, acercándose a la cabecera de la cama, empezó a llamarlo para despertarle: — ¡Don Álvaro! ¡Don Álvaro! Pero él permanecía sin dar señal de haber oído. Entonces el Padre, desde los pies de la cama, dijo a media voz: — ¡Álvaro, hijo mío! Y don Álvaro abrió los ojos. Al contárnoslo, decía el Padre con orgullo: —Don Álvaro hasta anestesiado obedece».
 El suceso se completa con el episodio que nos ha dejado escrito Joan Masià. «Algún día después de la intervención quirúrgica, nuestro Padre me pidió que le acompañara a visitar al enfermo. En la habitación estábamos los tres solos y don Álvaro estaba delirando todavía (...). No hacía más que repetir esta frase: “Yo quiero trabajar junto al Padre, con todas mis fuerzas, hasta el fin de mi vida”. Como solo decía estas palabras, una y otra vez, nuestro Padre y yo, muy emocionados, casi con lágrimas en los ojos, tuvimos que abandonar la habitación».
 Hasta ese punto tan profundo iba la decisión de Don Álvaro, quien, como alguna vez se le escucho decir al nuevo Beato, veía en San Josemaría “el conducto reglamentario” para identificarse con Jesucristo.
Y, precisamente porque lo aprendió de San Josemaría, el Beato Álvaro tuvo siempre su corazón abierto a toda la Iglesia. Cuidando como es lógico, en primer lugar, de su pusilux grex, de su pequeño rebaño. Y al mismo tiempo, manteniendo una notable sensibilidad por  las necesidades de la Iglesia universal.
 Don Álvaro, simultaneando sus trabajos internos en el Opus Dei, trabajo mucho en asuntos de la Santa Sede, ya desde los años 50.  Luego, durante el Concilio Vaticano II, laboro arduamente en la etapa preparatoria y después durante el desarrollo del Concilio. Y más adelante continuo colaborando.  A la muerte de San Josemaría,  además de Secretario General del Opus Dei, era Consultor de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Congregación para el Clero y de la Pontificia Comisión para la revisión del Código de Derecho Canónico. Y una vez al frente de la Obra continuó su callada y eficaz colaboración con la Sede Apostólica.
 Son múltiples y unánimes los testimonios de hermanos suyos en el episcopado de cómo Don Álvaro vivió, siempre, una unidad efectiva y afectiva con el Santo Padre y la conciencia de pertenecer al colegio de los obispos, con una profunda humildad y sentido de responsabilidad.
Fue un Pastor a la medida del Corazón de Jesús. Para todos es una gracia del Señor contar con un nuevo intercesor en el Cielo, ahora que nos hace tanta falta la ayuda y la fuerza del Señor para seguir adelante en este mundo nuestro, en esta Patria nuestra, sumida en tantas calamidades y hambrienta y sedienta de ser amada y servida con honestidad y desinterés.
Le pido a Dios, a través del Beato Álvaro del Portillo, que nos conceda la serenidad, la alegría y la fortaleza que requerimos para llenar de esperanza nuestro corazón y los corazones de las familias, de nuestra gente, ante el reto de ir adelante en estas circunstancias llenas de incertidumbre y dificultades.
Que la conciencia de la filiación divina, el sabernos y sentirnos hijos de Dios, fundamente nuestro buen ánimo para perseverar en el cumplimiento ordinario de los deberes de cada día, esa santificación del trabajo cotidiano que fue el quicio de la identificación con Cristo en el Beato Álvaro.
No puedo terminar sin referirme a la Santísima Virgen María. Y lo hago como un niño pequeño con la oración que le enseño a Don Álvaro su mamá y que el nuevo Beato recito durante toda su vida: «Dulce Madre, no te alejes / tu vista de mí no apartes / ven conmigo a todas partes / y solo nunca me dejes. / Ya que me proteges tanto / como verdadera Madre / haz que nos bendiga el Padre, / el Hijo y el Espíritu Santo». Amen.

Catedral de Maracaibo, 18 de octubre de 2014

+Ubaldo R Santana Sequera FMI

Arzobispo de Maracaibo

jueves, 16 de octubre de 2014

Visita Pastoral Parroquia Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa.

Del 05 al 12 de octubre se llevó a cabo en el territorio parroquial de la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, la Santa Visita Pastoral. Momento de gracia y bendición en el que el Pastor de esta porción de la Iglesia se encontró con los fieles que se les han encomendado.
Agradezco a Mons. Ángel Francisco Caraballo Fermín, obispo auxiliar por acompañarme durante estos días y al secretario de visitas Diacono Silverio Antonio Osorio Mora, por su disponibilidad. 
A todos los fieles de esa parroquia junto a su párroco el Pbro. Roberto Morales, les agradezco todas las atenciones y muestras de cariño que recibí en esa Parroquia y pido al Señor les colme de bendiciones. Comparto con ustedes algunas fotografías.




lunes, 6 de octubre de 2014

DIOS ES AMOR!! El amor...

Carta de Albert Einstein a su hija A finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte. Esta es una de ellas… a Lieserl Einstein. 

“Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.
Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación. Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor. Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites. Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser  siente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada. Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!”. Tu padre: Albert Einstein”

jueves, 2 de octubre de 2014

EWTN y RCM transmiten la apertura del sínodo de la familia desde Roma - Oct 4 y 5

Les anunciamos las trasmisiones especiales con motivo del inicio del Sínodo de la Familia desde Roma con el papa Francisco y los Obispos.
A continuación los horarios para las emisiones de televisión y de radio respectivamente.
 
Horarios para Televisión:
Desde la Basílica de San Pedro, vigilia de oración por la apertura del Sínodo de Obispos, presidido por el Papa Francisco
Sábado, 4 de octubre: 11am EN VIVO /  5:30pm Retransmisión
 
Desde la Basílica de San Pedro, Santa Misa para inaugurar el Sínodo de Obispos, presidida por el Papa Francisco
Domingo, 5 de octubre: 3:00am  EN VIVO /  2pm Retransmisión
 
Hora Colombia-Ecuador-Panamá * Venezuela calcular 30 minutos más tarde.
 
Para la actualización de la programación relacionada al sínodo de la familia del 5 al 19 de octubre, por favor, consulte la página web en el siguiente enlace:

Horarios para Radio:
Desde la Basílica de San Pedro, vigilia de oración por la apertura del Sínodo de Obispos, presidido por el Papa Francisco
Sábado, 4 de octubre: 11:00am—12:30pm EN VIVO
 
Desde la Basílica de San Pedro, Santa Misa para inaugurar el Sínodo de Obispos, presidida por el Papa Francisco
Domingo, 5 de octubre: 3:00am—4:30am EN VIVO  
                                       5:00pm—6:30pm Retransmisión
 
Hora Colombia-Ecuador-Panamá
Para la actualización de la programación relacionada al sínodo de la familia del 5 al 19 de octubre, por favor, consulte la página web en los siguientes enlaces: