sábado, 25 de julio de 2015

SANTIAGO EL MAYOR, APÓSTOL

25 DE JULIO
SANTIAGO EL MAYOR, APÓSTOL
Uno de los primeros cuatro seguidores de Jesús. Hermano de Juan.  Conocido como Santiago, el hijo de Zebedeo, para distinguirlo del otro Santiago, hijo de Alfeo (Cf Mc 3,17-18). Recibieron también el apodo de los hijos del trueno (Cf Lc 9,54). Pertenece, dentro de los 12 apóstoles, al grupo de los tres discípulos privilegiados que acompañaron a Jesús en momentos importantes de su vida (Transfiguración, Getsemaní).  Fue sometido, como los demás apóstoles, a un largo proceso de purificación y conversión. Al inicio ambicionó junto con su hermano Juan, por medio de su madre, obtener un lugar  privilegiado en el Reino de Dios  (Cf Mt 20, 20-28). Al final, lo encontramos  al frente de la primera Iglesia de Jerusalén y es el primero en beber el cáliz de la pasión y compartir la muerte martirial de su Señor. Es patrono de España y su santuario en Santiago de Compostela, atrae, desde la Edad Media hasta hoy, millones de peregrinos a través del famoso camino de Santiago. Patrono de las ciudades de Caracas y Mérida.

INVOCA EL ESPIRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo, ayúdanos a escrutar la Palabra de Dios, como  Jesús lo hizo con  los dos discípulos de Emaús. A medida que el Señor les fue explicando todo lo que le había sucedido en Jerusalén esos días, Tú les fuiste abriendo el entendimiento de las Escrituras y así descubrieron la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de la pasión y muerte de Jesús de Nazaret. Iluminados por ti, entendieron que la cruz no era el final de toda su esperanza, sino fuente de vida y resurrección.

Rompe hoy, para nosotros también, los sellos del Libro sagrado, para que tengamos acceso a su verdadero sentido y su aplicación concreta en nuestras vidas, experimentemos cómo está presente la fuerza de la resurrección de Jesús en medio de nuestras tribulaciones y sufrimientos y demos testimonio de la Pasión y la Cruz como únicos caminos para llegar a la vida plena y a la construcción  de un mundo más justo y fraterno. Amén

LEE CON CORAZON ATENTO LA PALABRA DE DIOS: Mt 20,20-28

Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó con ellos a Jesús y se postró ante él, para pedirle un favor. Él le preguntó: “¿Qué deseas?”. Ella le pidió: “Ordena que en tu Reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero Jesús respondió: “¡No saben lo que piden! ¿Pueden beber la copa que estoy a punto de beber? Le contestaron: “¡Si podemos!”. Él les dijo: “Ustedes beberán mi copa, pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no me corresponde a mi concederlo, sino que es para quienes mi Padre lo tiene preparado.
Al escuchar esto, los otros diez se enojaron con los hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones las someten y los poderosos las dominan.  Entre ustedes no debe ser así.  Al contrario el que quiera ser importante que se haga servidor de ustedes, y el que quiere ser el primero que se haga su esclavo, así como el Hijo del hombre, que no vino a que lo sirvieran, sino a servir y a dar su vida para rescatar a todos”.

PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
MEDITA LA PALABRA DE DIOS

La petición de la madre de Santiago y Juan contrasta fuertemente con el pasaje inmediatamente anterior en el que Jesús, mientras camina con sus discípulos hacia Jerusalén, les anuncia por tercera vez su dolorosa pasión, condena a muerte, crucifixión y resurrección. El camino de entrega de su vida que Jesús se propone recorrer contrasta de modo radical con la búsqueda de puestos de honor. Para los apóstoles será difícil deshacerse de esta visión terrenal basada en posiciones de poder y de dominio (Cf Lc 22,24-27; 24, 21; Hech 1,6).

Esta petición fuera de lugar le permite a Jesús enfatizar una vez más cuál es la verdadera razón de ser de su presencia en el mundo así como la de sus seguidores y de las comunidades que formarán en el futuro, y por consiguiente su distintivo fundamental: el servicio al prójimo, la entrega de sí mismo  para que los demás tengan vida en abundancia (Cf Jn 10,10). Si tu vida no es un servicio para los demás no tiene ningún sentido.

Te invito a leer las sabias y profundas reflexiones del Papa Francisco alertándonos contra lo que él llama “la mundanidad espiritual” en los NN 93-97 de su Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio”.

ORA EN EL SILENCIO DE TU CORAZÓN

No te quiero seguir, Señor, para obtener beneficios, honores, privilegios y prebendas. Quiero buscarte más al Señor de las cosas que las cosas del Señor. Quiero caminar tras de ti para aprender a compartir tu mentalidad, tus sentimientos, la lógica interna del Reino que has venido a traernos, tus actitudes fundamentales ante tu Padre Dios, ante la vida, ante el mundo, ante los demás.  Que con la ayuda de María, Madre y maestra del servicio humilde y callado, aprenda a recorrer  la ruta de la alegría de vivir sirviendo.

ME COMPROMETO

A aprender a servir desinteresadamente a mis hermanos. Si sirvo que lo haga con amor no como una obligación; si ayudo que no sea para buscar mi propio beneficio.

25-07-17/URSS

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