jueves, 23 de julio de 2015

SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, CO-PATRONA DE EUROPA

3 DE JULIO
SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, CO-PATRONA DE EUROPA

INVOCA AL ESPÍRITU SANTO (para que abra tu mente y tu corazón a la inteligencia de la escritura que vas a leer y escrutar).
Ven, Espíritu Santo, ayúdanos a escrutar la Palabra de Dios, como  Jesús lo hizo con  los dos discípulos de Emaús. Rompe hoy, para nosotros también, los sellos del Libro sagrado, para que tengamos acceso a su verdadero sentido y su aplicación concreta en nuestras vidas, experimentemos cómo está presente la fuerza de la resurrección de Jesús en medio de nuestras tribulaciones y sufrimientos y demos testimonio de la Pasión y la Cruz como únicos caminos para llegar a la vida plena y a la construcción  de un mundo más justo y fraterno. Amén

LEE CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS: Mt 13,10-17

Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?”. Él les respondió: “Porque a ustedes Dios les ha dado a conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, él le dará en abundancia, pero al que no tiene él también le quitará lo poco que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque, aunque miran, no ven, y aunque oyen, no escuchan ni comprenden. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:
Ustedes oyen pero no comprenden, y por más que miran no ven, pues se endureció el corazón de este pueblo, sus oídos escucharon con dificultad y sus ojos se cerraron, no sea que vean bien con los ojos, oigan bien con los oídos, entiendan con el corazón, se arrepientan y yo los sane” (Is 6, 9-10).
En cambio, dichosos los ojos de ustedes porque ven, y sus oídos porque oyen. Pues les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron y oír lo que ustedes oyen pero no lo oyeron”

PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS

ESCRUTA LA PALABRA LEÍDA (tras un breve momento de silencio para dejarla aposentarse en tu corazón):

Estás leyendo el tercer discurso de Jesús (Mt 13,1-52), conocido como el discurso de las parábolas. Se compone de siete parábolas, algunas de ellas exclusivas de este evangelista, mediante las cuales el Señor ilustra cómo es el Reino de los cielos y que es menester para poder entrar en él. Las parábolas están dirigidas a todos pero no todos están en capacidad de entenderlas. A los discípulos Jesús se las explica; a los escribas, fariseos y doctores de la Ley, no. Jesús va develando progresivamente el sentido profundo de este Reino a través de sus enseñanzas y de sus actuaciones y signos milagrosos.
Los discípulos le preguntan por qué le habla a la gente de afuera en parábolas. Su respuesta es sorprendente y hasta extraña pues pareciera que lo hace porque no quiere que capten su mensaje. Lo que San Mateo quiere reflejar es el contraste entre la aceptación del mensaje de Jesús por parte de sus discípulos y el rechazo frontal de los dirigentes religiosos y buena parte de su pueblo. La cita de Isaías es quizá difícil de entender para nuestra mentalidad actual pues pareciera que es Dios mismo quien se encarga de endurecer los sentidos y el corazón de sus oyentes para que no entiendan ni se arrepientan. Es una manera de hablar para significar el resultado final de la predicación del profeta: por su mala disposición y obstinada oposición, sus oyentes no van a aceptar su mensaje y se van a negar a recibir la salvación de Dios.
La disponibilidad para la escucha la otorga el Mesías para los que se hacen de su familia (Cf Mt 12,46-50) y abren su corazón de forma pobre y sencilla (11,25).

ORA A PARTIR DE LA PALABRA ESCRUTADA (¿Qué te dice a TI esta Palabra hoy y ahora ¿)
Señor, no quiero ser un destinatario ciego, sordo, mudo, de corazón duro y de cerviz rígida a tu Palabra. Quiero ver bien con mis ojos lo que me quieres mostrar, escuchar bien con mis oídos lo que me quieres revelar, entender con el corazón el significado de tu mensaje para mi vida hoy, deseo de todo corazón arrepentirme de mis pecados y gozar de tu sanación.

COMPROMÉTETE CON JESÚS Y CON TU IGLESIA (Contempla y pon en práctica la Palabra):

Manifiéstale al Señor que quieres pertenecer a su familia y que para ello la pondrás de primera en tus preferencias y decisiones, por encima de tu familia carnal. Examínate a ver si esa es tu verdadera escala de valores que priva en tus opciones diarias.
Anunciar el Reino de Dios con Jesús es una misión que has recibido en el bautismo y desde entonces eres un enviado para transmitirlo no solo con palabras sino con tus obras, tus actitudes y acciones, con la transformación concreta de la vida de tu matrimonio o de tu vida sacerdotal o consagrada.
23-07-15/URSS

No hay comentarios:

Publicar un comentario