lunes, 4 de mayo de 2015

UN ROSAL MARIANO: EL SANTO ROSARIO

UN ROSAL MARIANO: EL SANTO ROSARIO

El mes de mayo es el mes de María en Venezuela. Los invito a conocer mejor una de las oraciones más recomendadas por María Santísima misma y por muchos santos y Papas: el rosario. ¿Qué significa la palabra Rosario? Corona de rosas. El rosario es un jardín de rosas plantado en el corazón mismo de la Madre de Dios y Madre nuestra.
¿Cuándo apareció esta oración? A finales del primer milenio. A la sombra de los monasterios. Fue conocido como el salterio de los fieles. Los monjes rezaban los 150 salmos de la Biblia en latín y el pueblo sencillo no podía unirse a esa oración porque no sabían leer ni sabían latín.  Entonces surgió el rezo del santo rosario: 150 avemarías divididas en 15 decenas precedidas de un padrenuestro y finalizadas por un gloria. A inicios del siglo XVI se completó la oración colocando para cada decena la meditación de un misterio de la vida de Jesús a la que estuvo íntimamente asociada la Virgen María: así fue como aparecieron los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, fundamentados en la Palabra de Dios o en la Tradición.  San Juan Pablo II en su carta apostólica sobre el Rosario de la Virgen María (16-10-2002), añadió la meditación de cinco nuevos misterios, vinculados  al ministerio público de Jesús, que intituló misterios luminosos.
El rezo del Santo Rosario se difundió durante el segundo milenio bajo el impulso del Espíritu Santo. Ocupa un lugar especial en las principales  apariciones marianas de los siglos XIX y XX, principalmente en Lourdes y Fátima.  Desde el inicio del tercer milenio esta oración se ha ido haciendo cada vez más popular entre los católicos venezolanos y hoy encontramos una gran variedad de propuestas en internet, las redes sociales y las aplicaciones de los celulares para rezarlo personal o comunitariamente. Es hermoso y alentador ver a millares de peregrinos caminando con el Nazareno, el Santo Cristo de la grita, la Divina Pastora, la Chinita, la Virgen del Valle con su rosario en la mano.
En su Carta Apostólica el Papa explica también cuál es la significación de esta oración.  Deja claro desde el principio que aunque es una devoción de carácter mariano no deja de ser profundamente cristológica. En la meditación de los 20 misterios  encontramos un compendio del mensaje evangélico y de la culminación de la historia de la salvación.  Es una escuela donde el pueblo cristiano, de mano de María, aprende a contemplar a Cristo, rostro divino del hombre y rostro  humano de Dios.  El recorrido por cada misterio nos pone en comunión vital con Jesús a través del corazón inmaculado de su Madre. 

A medida que desgranamos sus cuentas le vamos contando también al Señor, junto con nuestra madre bendita, todos los hechos, acontecimientos y experiencias que conforman el entramado de nuestra vida cotidiana con sus dolores y alegrías, sus esperanzas y sus penas;  y vamos presentando ante su Divina Misericordia  los hechos palpitantes de la actualidad del mundo y de nuestra patria.
Al principio el rezo del Santo Rosario puede parecer aburrido, repetitivo, nos entra una gran pereza y buscamos evadirlo o dejarlo para más tarde.  Pero cuando entramos en su pedagogía oracional descubrimos que encierra un gran potencial para llevarnos a la oración contemplativa.  Al deslizar los dedos por las cuentas, pronunciar las palabras de Isabel y del ángel, centrar nuestra atención en un punto concreto de la vida de Jesús, todo al lado y en presencia de María, aprendemos a contemplar, con los ojos de la fe y el corazón de  la Madre, los acontecimientos salvadores de su Hijo y se nos va abriendo nuestra inteligencia a la palabra de la Escritura (cf Lc 24,45), que dice que “María guardaba todos estos recuerdos y los meditaba dentro de su corazón” (Lc 2,19.51).
¿Qué es la vida contemplativa? ¿La oración contemplativa?  Estamos llevados a pensar que eso es un asunto de monjes y monjas de clausura que han abandonado el mundo para dedicarse exclusivamente a ello. Es un concepto erróneo. La vida contemplativa es aquella que se consagra abiertamente a la búsqueda de lo esencial: es decir a la escucha de la Palabra y de la voluntad de Dios y al descubrimiento de su presencia en el corazón mismo de las realidades cotidianas. Todos los cristianos estamos llamados a ser activos y contemplativos y  a poner, como María, nuestro corazón en sintonía con el corazón de Dios y a actuar en consecuencia.  Fiat.
 Una de las buenas escuelas junto con la Lectio divina que tienen los bautizados para vivir en esta dimensión y unificar su existencia en torno a un eje central es precisamente la oración del santo rosario. Por este camino logramos también  darle unidad y cohesión a nuestra familia. Tenía razón ese apóstol de la oración que fue el Padre Peyton que recorrió América Latina repitiendo: “Familia que reza unida permanece unida”.  Recemos el Santo Rosario en familia.
Los invito pues a tomar el rosario, la camándula entre sus manos y a aprender a acompañar al Señor Jesús como lo hizo la Santísima Virgen desde la Anunciación hasta la Parusía pasando por el Gólgota, el Cenáculo, Pentecostés y el envío misionero a todas las naciones.  A medida que vayamos avanzando, María nos irá susurrando dulcemente a los oídos: Haz lo que él te diga (Jn 2,5) y nos irá forjando un temple de discípulos misioneros listos para construir, como nos lo pide el Papa Francisco, una Iglesia “en salida”, que no tenga miedo de ensuciarse las manos para ayudar a los descartados generacionales, a los sobrantes de la civilización de consumo, a los desechos humanos que afean la industria del turismo, a los heridos tirados  en las orillas del camino. Una Iglesia que se interne “mar adentro” en las periferias territoriales y ambientales de nuestras megápolis, llevando en sus alforjas las semillas del Reino de la compasión, del perdón y de la misericordia. Reza el Santo Rosario.

+Ubaldo R Santana Sequera FMI
Arzobispo de Maracaibo

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