Hermana de la Caridad, Dominica de la
Presentación de Tours
Carmen de Viboral (Antioquia, Colombia)
16-02-1916,
Maracaibo (Venezuela) 30-12-2014
Anoche,
30 de diciembre, celebró su Pascua definitiva la Hermana Francisca de los Ángeles,
digna hija de la Beata Marie Poussepin, intrépida cristiana, fundadora, en el
siglo XVII en Francia, de la Congregación religiosa Hermanas de la Caridad
Dominicas de la Presentación de Tours.
Ana
Josefa Tobón Arbeláez, su nombre civil,
era una antioqueña de pura cepa, con el temperamento proactivo y la sólida fe
de las familias cristianas de esa región colombiana. Enviada a Maracaibo en 1971, después de algunos años
en el Colegio, volcó toda la fuerza de su carisma fundacional y el impetuoso fervor de su vocación de servicio
en sus hermanos más necesitados. El fruto de esos desposorios fue la Casa de la
Misericordia, creada en 1981, frente al Colegio de la Presentación, muy cerca
del Hospital Universitario. Desde entonces el lugar se volvió, gracias a la callada y abnegada entrega de la hermana,
junto con otras religiosas de su congregación y un generoso cuerpo de
voluntarios, en uno de los epicentros marabinos de la manifestación de la
divina misericordia.
La
Hermana Francisca no oraba solo por la sanación de los cuerpos; también atendía
sus necesidades espirituales, pues bien sabía que las enfermedades del alma son en gran
parte la causa de las enfermedades del cuerpo y del espíritu. Los asiduos
visitantes muy pronto lo advirtieron también ellos. Por eso acudían a la Casa
de la Misericordia no solo en procura de curación física y de medicamentos sino
también en búsqueda del camino de la fe, de
la oración, de orientación espiritual. Y allí los recibía ella con su enorme
capacidad de escucha, de amor y de misericordia, que emanaban de ese frágil
cuerpecito de mujer. Ella nunca se
atribuyó nada. Todo para ella tenía su fuente en Dios.
La
Hermana Francisca era uno de los pilares
orantes que sostenía esta Iglesia local. En los numerosos encuentros que tuve
con ella siempre me comentaba cuánto oraba por la santificación de los
sacerdotes, de las religiosas, de los seminaristas, por el advenimiento de la
paz y de la justicia en Venezuela y por la concordia fraterna entre chavistas y
opositores. Ahora, desde el cielo, estoy
seguro que continuará ejerciendo ese mismo servicio en nuestro favor de nuestra
Iglesia y de nuestro país.
Mejor
regalo no nos podía ofrecer Papa Dios en este año de la vida consagrada que
este modelo de mujer que entendió la vivencia de su fe cristiana como una
consagración religiosa siguiendo a Cristo contemplativo y sanador en la gran
familia de los Dominicos. Contemplar y
entregar lo contemplado es el lema de esta Orden. Ese fue el oficio de la Hna. Francisca entre
nosotros: contempló el amor compasivo de Dios hecho hombre en Cristo Jesús y lo
entregó sin reserva alguna y con alegría a los pobres.
“Jesucristo
es el principio y el fin de mi vida”, solía decir ella. Que su vida, su obra y
testimonio susciten entre nuestras jóvenes venezolanas muchas vocaciones
semejantes a la de esta extraordinaria religiosa. Nuestra Iglesia y nuestro
país están hambrientos y sedientos de testigos del amor divino de esta calidad.
¡Gracias, hermana Francisca, por tu siembra de amor entre nosotros durante estos 43 años! Ya puedes contemplar, en toda la plenitud de
su belleza, el rostro del esposo a quien serviste con tanta fidelidad en todos
los que vinieron a verte.
+Ubaldo
R Santana Sequera FMI
Arzobispo
de Maracaibo
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