miércoles, 31 de diciembre de 2014

HERMANA FRANCISCA DE LOS ANGELE

Hermana de la Caridad, Dominica de la Presentación de Tours
Carmen de Viboral (Antioquia, Colombia) 16-02-1916, 
Maracaibo (Venezuela) 30-12-2014

Anoche, 30 de diciembre, celebró su Pascua definitiva la Hermana Francisca de los Ángeles, digna hija de la Beata Marie Poussepin, intrépida cristiana, fundadora, en el siglo XVII en Francia, de la Congregación religiosa Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de Tours.
Ana Josefa Tobón  Arbeláez, su nombre civil, era una antioqueña de pura cepa, con el temperamento proactivo y la sólida fe de las familias cristianas de esa región colombiana. Enviada  a Maracaibo en 1971, después de algunos años en el Colegio, volcó toda la fuerza de su carisma fundacional y  el impetuoso fervor de su vocación de servicio en sus hermanos más necesitados. El fruto de esos desposorios fue la Casa de la Misericordia, creada en 1981, frente al Colegio de la Presentación, muy cerca del Hospital Universitario. Desde entonces el lugar se volvió, gracias  a la callada y abnegada entrega de la hermana, junto con otras religiosas de su congregación y un generoso cuerpo de voluntarios, en uno de los epicentros marabinos de la manifestación de la divina misericordia.

La Hermana Francisca no oraba solo por la sanación de los cuerpos; también atendía sus necesidades espirituales, pues bien sabía  que las enfermedades del alma son en gran parte la causa de las enfermedades del cuerpo y del espíritu. Los asiduos visitantes muy pronto lo advirtieron también ellos. Por eso acudían a la Casa de la Misericordia no solo en procura de curación física y de medicamentos sino también en búsqueda del camino de la fe, de  la oración, de orientación  espiritual. Y allí los recibía ella con su enorme capacidad de escucha, de amor y de misericordia, que emanaban de ese frágil cuerpecito de mujer.  Ella nunca se atribuyó nada. Todo para ella tenía su fuente en Dios.
La Hermana Francisca  era uno de los pilares orantes que sostenía esta Iglesia local. En los numerosos encuentros que tuve con ella siempre me comentaba cuánto oraba por la santificación de los sacerdotes, de las religiosas, de los seminaristas, por el advenimiento de la paz y de la justicia en Venezuela y por la concordia fraterna entre chavistas y opositores.  Ahora, desde el cielo, estoy seguro que continuará ejerciendo ese mismo servicio en nuestro favor de nuestra Iglesia y de nuestro país.

Mejor regalo no nos podía ofrecer Papa Dios en este año de la vida consagrada que este modelo de mujer que entendió la vivencia de su fe cristiana como una consagración religiosa siguiendo a Cristo contemplativo y sanador en la gran familia de los Dominicos.  Contemplar y entregar lo contemplado es el lema de esta Orden. Ese  fue el oficio de la Hna. Francisca entre nosotros: contempló el amor compasivo de Dios hecho hombre en Cristo Jesús y lo entregó sin reserva alguna y con alegría a los pobres.  
“Jesucristo es el principio y el fin de mi vida”, solía decir ella. Que su vida, su obra y testimonio susciten entre nuestras jóvenes venezolanas muchas vocaciones semejantes a la de esta extraordinaria religiosa. Nuestra Iglesia y nuestro país están hambrientos y sedientos de testigos del amor divino de esta calidad. ¡Gracias, hermana Francisca, por tu siembra de amor  entre nosotros durante estos 43 años!  Ya puedes contemplar, en toda la plenitud de su belleza, el rostro del esposo a quien serviste con tanta fidelidad en todos los que vinieron a verte.
+Ubaldo R Santana Sequera FMI
Arzobispo de Maracaibo

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