domingo, 18 de agosto de 2019

DOMINGO XX ORDINARIO C 18-08-2019 - HOMILÍA - EL ALUMBRAMIENTO DEL REINO DE DIOS ES DOLOROSO


DOMINGO XX ORDINARIO C 18-08-2019
HOMILÍA
EL ALUMBRAMIENTO DEL REINO DE DIOS ES DOLOROSO

Muy queridos hermanos,
El evangelio de hoy es desconcertante. Jesús se presenta como portador de fuego y de división. ¿Es acaso Jesús un pirómano que viene a encender este mundo y sus habitantes con el fuego de la división? ¿No nos ha dicho tantas veces que él ha venido a traer la paz? (Jn 14,27;20,19.21) ¿Que él es un buen pastor que busca unir a la humanidad en un solo rebaño? (Jn 10,16;11,51-52;12,32) ¿No nos dejó como legado espiritual su deseo de que los suyos se unieran y dieran ejemplo de unidad como condición para que el mundo crea en él? (Jn 17,21).
Sacada de su contexto la frase se presta a manipulaciones. No han faltado quienes la han utilizado para anexar a Jesús a los promotores de la lucha de clases o a los precursores del principio maquiavélico del “divide y vencerás”. Hemos de cuidarnos siempre que escrutamos la Palabra para no hacerle decir a Jesús los que nos conviene o interpretar sus mensajes a nuestra conveniencia.   
Por ello antes de leer los textos bíblicos debemos invocar el Espíritu Santo Para abordar este texto es menester que invoquemos el don del Espíritu Santo para que abra nuestra mente y nuestro corazón a la inteligencia de las Escrituras (Lc 24,45) y nos lleve al conocimiento y comprensión de la verdad completa (Jn 16,12) y de lo que Dios quiere. Además, nosotros los católicos debemos leer las Escrituras con y desde la tradición y la enseñanza magisterial de nuestra Iglesia.
No, hermanos, Jesús no se contradice. No pretende sembrar divisiones ni confrontaciones. Habla de las consecuencias que provocará su predicación, sus acciones sanadoras en favor de los pequeños y de los pobres, y el camino escogido para llevar a cabo su misión mesiánica. Posturas, mensajes y opciones que chocan frontalmente con la visión y las expectativas de los dirigentes, de los mismos discípulos y del pueblo en general.
A Jesús lo mueve el Espíritu Santo que habita permanentemente en él y es como fuego que cura, ilumina, escuece y quema; un fuego que molesta a las autoridades locales y romanas. Ya el anciano Simeón cuando lo tuvo en sus brazos le había vaticinado a José y a María que el niño sería un signo de contradicción.  Su personalidad fogosa y apasionada figura recuerda mucho al profeta Elías, el profeta de fuego que puso al desnudo la idolatría del rey y del pueblo de Israel (Cfr 1 Re 18-19) 17. Jesús es una tea de luz y de gracia salvadora que debe esparcir en torno a sí, y por el mundo entero. A él se aplica en primer lugar lo que le pide a los suyos: ser Luz del mundo. Ahora bien, “nadie enciende una luz para ocultarla o ponerla bajo un cajón sino sobre un candelero, de modo que todos los que entren vean con claridad” (Lc 11,33-36)
En cambio, los fariseos y doctores de la Ley son portadores de oscuridad (Lc 11,37-54) que secuestran la luz de la Palabra para ellos y dejan al pueblo en la ignorancia. Los señalamientos de Jesús y su empeño en instruir a los pobres y sencillos les produce una profunda indignación y es tan grande su molestia por la forma como se comporta los sábados e infringe la ley de la pureza cultural que lo acusan de ser un enviado del mismísimo príncipe de los demonios (Lc 11,15), se confabulan para descalificarlo ante el pueblo sencillo (11,53) y terminan complotando con las autoridades romanas para eliminarlo.
Jesús sabe que la confrontación va a ir en aumento y advierte a sus discípulos que el fuego que se ha desatado con su predicación y sus actuaciones lo van sumergir a él y a los suyos en el horno encendido  de una gran prueba. El grupo de discípulos será el primero en experimentarlo. Dentro de los suyos cunde el desánimo, la incomprensión, el miedo. En pleno ministerio público, un gran número de sus seguidores lo abandonarán (Jn 6,66). En el momento crucial de su pasión, será la estampida general (Mc 14,50). Judas Iscariote, le entregará; Pedro, lo negará. Los demás desaparecen. Al pie de la cruz solo quedarán su madre María, el apóstol Juan y algunas mujeres discípulas suyas (Jn 19,25-27).
Por una prueba semejante pasarán también los discípulos que envía en misión. Van “como corderos en medio de lobos”. Serán entregados al tribunal y los azotarán en las sinagogas. Los arrastrarán ante gobernantes y reyes. ”El hermano entregará a la muerte a su hermano y el padre a su hijo. Los hijos denunciarán a sus padres para que los maten. Todos los odiarán por mi causa, pero tendrán la oportunidad de dar testimonio de su Señor ante los jefes y los pueblos paganos y si perseveran Dios los salvará. Y todo esto es así porque el discípulo no es mayor que su maestro ni el sirviente más que su señor. Al discípulo le basta con ser como su maestro y al sirviente como su señor.” (Mt 10, 16-25).
Todos los discípulos del Señor de todos los tiempos experimentarán los mismos acosos y persecuciones por parte de su misma familia. De hecho, cuando Lucas escribe este evangelio, las comunidades evangelizadas por él están sometidas a esos mismos embates. El Libro del Apocalipsis es un libro de consolación para todas las comunidades asiáticas sometidas a cruel persecución por el imperio romano.
Actualmente, los que decidan seguir a Jesús en verdad y actuar consecuentemente como sus discípulos, suelen pasar ellos también por la prueba del rechazo y de los ataques frontales. Uno de los causantes del martirio de niño San José Luis de los Ríos, durante la guerra cristera mexicana fue su tío. Hoy en día todos los cristianos que asumen posiciones pro-vida, defienden, en nombre de su fe, la causa de los nacidos, de los niños especiales, de los ancianos y en general de la dignidad de la persona humana en todas sus dimensiones, en nombre de Jesús, de su Evangelio y del magisterio eclesial, y por consiguiente rechazan el aborto, la contracepción, la eutanasia, la eugenesia, la ideología del género, son fuertemente atacados, insultados, multados, encarcelados y considerados como ciudadanos de segunda clase.
El Señor no quiere ni busca el sufrimiento por el sufrimiento, pero si nos enseña a asumirlo con la fuerza de su amor y la gracia y la luz de su Espíritu, si se presenta como consecuencia de la práctica consecuente de nuestra fe y en coherencia con nuestras convicciones. No podemos esconder debajo de la cama, la luz de la fe, de la esperanza y de la caridad que el Señor ha encendido en nuestras vidas con el bautismo. Pablo le recordaba a su discípulo Timoteo que la prueba es una condición inherente a la profesión cristiana: “Todos los que deseen una auténtica vida religiosa en Cristo Jesús serán perseguidos” (1 Tim 3,12) 
En esa misma dirección apunta la exhortación de Pedro en una de sus cartas: “Queridos hermanos, les dice, no se asombren de la prueba de fuego desatada contra ustedes, como si les pasara algo extraordinario. Al contrario, alégrense en la medida en que comparten los sufrimientos de Cristo, para que cuando se revele su gloria, también desborden de alegría y gozo. Dichosos ustedes si son insultados por el nombre de Cristo pues el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios reposa sobre ustedes” (1 Pe 4,12-15).
Aunque parezca paradójico en ser consecuentes con Jesús y nuestra fe cristiana y vivirla coherentemente en medio del mundo se encierra la fuente de nuestra verdadera felicidad. Jesús nos lo recuerda en una de sus bienaventuranzas: “Dichosos ustedes cuando los insulten, los persigan, y, mintiendo digan toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos, pues del mismo modo persiguieron a los profetas anteriores a ustedes” (Mt 5,11).
Solos, dejados a nuestras propias fuerzas, nos dominará la cobardía, la comodidad o la indiferencia. Por eso necesitamos tanto de la eucaristía para alimentarnos juntos como hermanos, de la Palabra de vida y del cuerpo y de la sangre de nuestro Salvador. Necesitamos sostenernos con la oración constante en familia y en nuestras comunidades. Sólo uniéndonos a él y uniéndonos entre nosotros mediante el perdón, el amor mutuo y la misericordia podremos mantenernos firmes en nuestra fe y dar verdadero testimonio cristiano.
Maracaibo 18 de agosto de 2019

+Ubaldo R Santana Sequera FMI

PD: Feliz Cumpleaños Padre Silverio Osorio @padresilverio78


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