sábado, 14 de octubre de 2017

Homilía en el de Acto de Consagración de la Arquidiócesis al Corazón Inmaculado de María, 13 Oct 2017)

“MARIA POR SU PARTE GUARDABA TODAS ESTAS COSAS
Y LAS MEDITABA EN SU CORAZÓN” (Lc 3,19)

Homilía en el de Acto de Consagración de la Arquidiócesis
al Corazón Inmaculado de María, 13 Oct 2017)

Es hermoso detenernos a pensar cuantas maravillas estaban guardadas en el corazón de María, sobre todo, el gran amor de su hijo que llevó en su seno. Ese amor inmenso se convierte en un torrente de gracias para todos nosotros, sus  hijos. Por eso es necesario que nosotros correspondamos con un gesto definitivo de adhesión a su Corazón Purísimo e Inmaculado, que a su vez está unido al Sagrado Corazón de Jesús.

Una forma concreta de reciprocidad a ese gran amor, es Consagrándonos totalmente a ella, que a su vez nos lleva por camino seguro hacia Jesús. La condición principal para que esa unión de corazones sea eficaz es que tengamos un corazón contrito, arrepentido, “ya que el Señor un Corazón contrito y humillado, jamás lo desprecia” (Sal 50). He aquí el sentido y el motivo del Acto de reparación y desagravio que hemos hecho previamente, como preparación inmediata.

   Por esta razón, queridos hermanos, hoy 13 de Octubre cuando se cumplen 100 años del Milagro del Sol, en Fátima y ante la promesa hecha por la Santísima Virgen María a los pastorcitos, en presencia de casi 100 mil personas, es también muy significativo y providencial que en este día, este pueblo peregrino de la Arquidiócesis de Maracaibo, familias, consagrados,  diáconos, seminaristas, religiosos,  presbiterio y  Obispos, hagamos nuestra Consagración solemne al Corazón Inmaculado de María, Nuestra dulce Madre, que al aparecerse en Fátima Portugal,  también está presente en el Zulia,  bajo la advocación de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Esta Madre solidaria que se ha hecho presente en muchas regiones del mundo tomando diversos nombres, tiene una realidad común en la cual confluyen todas las advocaciones sin contraponerse: su Corazón Purísimo, Santísimo e Inmaculado. En ese único y puro Corazón, confluye el misterio del gran amor de Dios sobre sus hijos.

     Recordemos cuando particularmente Lucía, recibió este mensaje de la Santísima Virgen María en su segunda aparición en Fátima, Portugal, el 13 de junio de 1917: “tu te quedas aquí un tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”. Y nosotros podríamos preguntarnos ¿Por qué pidió esto Jesús? No lo sabemos; sólo tenemos la explicación que recibió Lucía “Quien abrazare (esta devoción) prometo la Salvación y serán queridas sus almas por Dios, como flores puestas por mi, para adornar su Trono... Mi Corazón Inmaculado será refugio y el camino que te conducirá a la Salvación (…) y, por fin mi Inmaculado Corazón triunfara”.
     Papa Pío XII, (el 31 de octubre de 1942) en el 25 aniversario de las apariciones de Fátima, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María, obedeciendo la petición de N. Señora de Fátima, y junto al Papa, muchos Obispos le han consagrado sus diócesis, provincias y naciones. El episcopado polaco lo acaba de realizar recientemente. Esta Consagración es como un faro de amor maternal, que nos motiva e impulsa hacia la fe y el amor divino.

"Os tengo en mi Corazón", puede decirnos María... En esa arca de salvación cabe todo el mundo". Un mundo hoy agobiado por toda clase de plagas mortíferas: las guerras étnicas exterminadoras, el terrorismo radical islamista, la ideología del género, los regímenes totalitarios comunistas, el liberalismo desenfrenado, secularizador y consumista, la extensión del hambre, de la miseria y de la cultura del descarte y de la degradación humana. Ese es el mundo que tiene que volver a Dios, convertirse, cambiar de rumbo so pena de conducir al género humano entero a su desaparición.

Ahora nos toca a nosotros como Arquidiócesis de Maracaibo, a cada uno de nosotros, repetir la consagración y vivir de acuerdo con ella llevando una conducta digna de hijos del Corazón Inmaculado de María: una vida de pureza, de oración, de mansedumbre, de caridad, de paciencia, de sacrificio, virtudes que nos harán semejantes a nuestra Madre y fieles discípulos de Jesús.
Esta Consagración a la Santísima Virgen María es en primer lugar, un compromiso a renovar nuestro compromiso bautismal, renovando en nosotros la unción del Espíritu Santo, recibido plenamente en el sacramento de la confirmación, somos testigos de la fe y del Evangelio de Jesucristo.
Esta Consagración de hoy es una vitalización de nuestra vivencia penitencial a través del Sacramento de la reconciliación, recordando aquellas primeras palabras de Jesús al iniciar su ministerio público: “Conviértanse porque está cerca el reino de los cielos” (Mt 4,17). Es decir, nos impulsa a un verdadero arrepentimiento y aún deseo de permanecer en la gracia de Dios.
Esta Consagración es también una renovación de nuestra comunión Eucarística como fuente central que alimenta nuestra fe, donde nos hacemos una comunidad de creyentes, solidarios, humildes, generosos, caritativos, misericordiosos, piadosos y servidores de los más débiles.
Esta Consagración es igualmente un compromiso de cultivar familias, iglesias domésticas, laicos verdaderamente servidores del amor de Dios.
Hoy está adhesión al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora es una renovación de nuestra Consagración como religiosos, Religiosas, sacerdotes, diáconos, seminaristas; que seamos discípulos y misioneros fieles, testigos de la Verdad y ministros santificadores del pueblo Santo de Dios.
Presentamos a nuestra Madre Santísima nuestro profundo deseo de ser una iglesia arquidiocesana fiel, obediente, transparente, casta, renovada, misericordiosa, penitente, santificada y santificadora, Iglesia comunión a imagen del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Podemos decir, con humildad que en estos frutos y signos consistiría el triunfo del Corazón Inmaculado en nuestra Arquidiócesis.

¿ES BUENO TAMBIÉN PREGUNTARNOS PORQUÉ CONSAGRARNOS COMO IGLESIA LOCAL ARQUIDIOCESANA DE MARACAIBO?
Recordemos que el 13 de junio 1929 – Nuestra Señora se aparece a Sor Lucía Dos Santos (una de los tres pastorcitos que recibieron las apariciones de la Virgen María en Fátima) en el convento de Tuy – España, y le dice:
«Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre, que, en unión con todos los Obispos del mundo, haga la Consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón» Prometiendo la Paz para el mundo, y salvarla por medio de esta Consagración.

También en mayo 1936 – Nuestro Señor le dijo a Sor Lucía: «La conversión de Rusia acontecerá solo cuando aquella nación sea consagrada solemne y públicamente al Corazón Inmaculado, por el Papa junto con todos los obispos.»

El 13 de mayo de 1967, durante su visita al Santuario de Fátima, el Papa Pablo VI, preocupado por las amenazas de guerra, y por la salvación de las almas, pide que todas las personas, diócesis y naciones del mundo, sean consagradas al Inmaculado Corazón de María.

El 15 de marzo de 1984 el Papa Juan Pablo II, hizo un Acto de Consagración, donde incluyó rogar por la conversión de Rusia.
Y hoy nosotros, 13 de octubre de 2017, siguiendo este gesto de fe de los Sumos Pontífices,  quienes escucharon a la Santísima Virgen María, quien en Fátima expresó el deseo de su hijo, nosotros aquí en su Santuario Zuliano, bajo la dulce Advocación de N.S de Chiquinquirá, en un acto de fe, nos consagramos a ella y depositamos el pasado, presente y futuro de nuestra Arquidiócesis en su Corazón Inmaculado, por eso llenos de humildad y con gran esperanza, te pedimos Madre Santísima: “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, oh piadosa, oh Clemente, oh siempre Virgen María”. Amén

(A continuación, se realiza el Acto de Consagracion).

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