jueves, 28 de noviembre de 2019

DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS 2019 - HOMILÍA


DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS 2019
HOMILÍA

Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida.
Salmo 54

Muy queridos hermanos,
En el mes de noviembre de cada año la tradición, la cultura y la sociedad estadounidense celebra el día de ACCION DE GRACIAS: “Thanksgiving Day”. Es la fecha más querida, la más esperada, la más importante y la más festejada por este pueblo que habita el norte de este continente. Otras naciones como Canada y Brasil también lo festejan.  
En USA sus pobladores hacen memoria de un hecho histórico, fundacional como Nación. Hay diversas narraciones, pero todas giran en torno a cómo, en 1621, los primeros colonos que llegaron a de Plymouth, Massachusetts, ante una cosecha insuficiente, fueron socorridos por los nativos, gesto solidario que dio lugar a una comida compartida por nativos y peregrinos. Más adelante el gobernador Bradford primero y el presidente Lincoln después le dieron carácter festivo oficial.
La memoria y celebración de este hecho histórico posee tal fuerza convocadora que todos los que habitan este país viajan, desde cualquier parte, para congregarse en familia y con sus seres queridos, para compartir el pan con alegría y regalos, pero, sobre todo, para DAR GRACIAS por todo cuanto son y tienen. Es costumbre también asociar otras personas con quienes se tiene una particular vinculación de amistad, compañerismo o solidaridad.  
Hacer memoria y DAR GRACIAS, he allí el meollo e importancia de esta celebración. Esas mismas actitudes fueron las que Dios a través de Moisés le pide al pueblo de Israel que realice cuando recoja su primera cosecha en la tierra prometida. Esa es la actitud que Jesús les pide a los apóstoles en la última cena: Hagan esto (la eucaristía) en memoria mía.
El agradecimiento es una actitud propia de la condición humana. Es de bien nacido ser agradecido reza un refrán popular. Es también la espina dorsal de la espiritualidad del judaísmo vetero-testamentario y del cristianismo. Los cristianos somos esencialmente seres eucarísticos; estamos llamados a un permanente retorno a Dios, como el leproso curado del evangelio, para darle gracias y reconocerlo como fuente permanente de donde brotan los mayores dones de la vida.  
El Thanksgiving day no se hubiera mantenido en el tiempo si no hubiera respondido a la conjunción de una actitud fundamental y ll deseo humano de buscar y expresar la felicidad que anida en lo hondo de todos los corazones. La vocación primera y la búsqueda primordial e incesante del ser humano es la de ser feliz y el cultivo de la gratitud es uno de los caminos privilegiados para cultivarla y concretarla. Por eso, el día de ACCION DE GRACIAS es un día para la felicidad, es un día en el que nos sentimos y somos felices, un día para evocar, recoger y poner de manifiesto todos los motivos que tenemos para agradecer, todos los motivos por los que somos felices. Es un día en el que cosechamos los motivos que nos colman el corazón de las más nobles y profundas alegrías.
Por eso tiene fuerza germinal. Un solo día no puede contenerla. Pero la gratitud no puede circunscribirse o limitarse a un día, a una fecha cada año, porque la vida diaria es ella misma un don, un regalo. Por lo que la GRATITUD, más que una celebración anual, ha de ser una actitud permanente en el ser y quehacer de cada uno de nosotros en particular y de todos, tanto como familia, grupo social o como Nación.
Agradecer, ser felices nos enseña el camino de una existencia histórica vista, concebida y vivida con sentido de trascendencia. Desde lo humano nos catapulta a las entrañas de Dios.  Descubrimos la vida y todo en la vida como un regalo y presencia del amor de Dios: la posibilidad, en definitiva, de vivir la vida como un espacio-tiempo de bendiciones incesantes.
Todo lo bueno que somos, tenemos y nos acontece es para agradecerlo y lo menos bueno para aprender de ello y seguir adelante. Nuestras vidas, nuestras familias, nuestros seres queridos, nuestra salud, nuestras oportunidades educativas y laborales, nuestros sueños y metas, nuestros esfuerzos cotidianos y nuestros logros personales y comunitarios reflejados en la grandeza como Nación y en la calidad de vida que podemos disfrutar. Todos estos son motivos cotidianos para agradecer, para vivir en una actitud permanente de agradecimiento.
Un día como este no debe quedarse por consiguiente en una mera celebración puntual. Ni tampoco debe dejarse encerrar en formas celebrativas centradas en la inmediatez, en el consumo, en lo efímero de la compra-venta, en el utilitarismo tangible de la oferta y la demanda, en la materialidad consumista y en el mercantilismo agotador, inmanente y pasajero. No ignoramos y todos sabemos que aquí y en la humanidad entera hay mucho por mejorar, mucho por humanizar, para extirpar muchas experiencias de injusticia de violencia y de muerte, muchos sueños frustrados y muchas esperanzas fallidas, muchas y muy variadas manifestaciones de mal por el egoísmo humano.
Este día y todos los días se nos presentan como una oportunidad para agradecer, pero, también y especialmente, como un desafío para proyectarnos y ser felices construyendo motivos para que no solamente nosotros podamos agradecer, sino para que también otros hermanos lo puedan hacer. Ayudar a un hermano a ser agradecido es hacerlo crecer en dignidad y humanidad. Así lo reflejan y lo afirman las lecturas que acabamos de escuchar, particularmente el evangelio.
El Señor Jesús curó a diez leprosos. Solo uno regresó para dar gracias. A ese, Jesús le acrecentó su fe y le regaló también la salvación.  Jesús no pretende poner de manifiesto una realidad estadística. El 10% solo da gracias. Pero el hecho es que son muchos los agraciados, pero pocos los agradecidos. A los diez leprosos les dio motivos para agradecer. Solo uno regresó donde él para manifestar su agradecimiento. Ese samaritano se transformó en nuestro maestro y guía de una forma ideal de vivir, una espiritualidad. Vivir en permanente retorno agradecido a Jesús.
La gratitud es sin duda una actitud y una conquista diaria, pero es también una inmensa gracia que hemos de pedir con insistencia al Señor. El mundo necesita crecer más en agradecimiento. El DIA DE ACCION DE GRACIAS nos envía a sembrar semillas de agradecimiento para que otros más necesitados las puedan cosechar.
El Papa Francisco ha establecido que en adviento celebremos también el día mundial de los pobres. Son dos conmemoraciones muy cercanas que deben darse la mano. Ser agradecidos y darles la oportunidad a otros hermanos de vivir y estar en condiciones de ser ellos también felices y agradecidos. Porque no puede haber verdadera y autentica ACCION DE GRACIAS cuando todavía hay aquí y en el mundo hermanos que sufren y que padecen la carencia de condiciones mínimas para vivir, creer, amar, esperar, agradecer y ser felices.
THANKSGIVING DAY es una fecha patria anual, un día en el calendario para DAR GRACIAS, pero especialmente una celebración para recordarnos que esta ha de ser nuestra actitud permanente: la de ser agradecidos para ser felices; no para relanzarnos a la búsqueda desenfrenada y egoísta de otra fiestecita pasajera más sino para construir un mundo mejor, más justo y más humano; un mundo en el que todos los habitantes de la tierra – no sólo de una nación – vivan y tengan la oportunidad de celebrar y agradecer. ¡Feliz día de Acción de Gracias! ¡Happy Thanksgiving Day!
Miami 28 de noviembre de 2019

+Ubaldo R Santana Sequera FMI
Arzobispo emérito de Maracaibo
Administrador apostólico sede plena de Carora

N.B. Agradecimiento a mi amigo Mario J. Paredes (www.acppps.org) cuyas reflexiones para este día me han Inspirado para esta homilía.


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