El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta,
mediante un escrito contentivo de ocho numerales, ilumina bíblicamente la
inédita situación presentada en las localidades que jurídicamente están dentro
de su Diócesis y ante las cuales hace su lectura pastoral, texto dirigido
a los sacerdotes, fieles cristianos y personas de buena voluntad.
A juicio de monseñor Moronta “las medidas tomadas han incluido la
deportación de numerosos hermanos colombianos, situación ante la que manifiesta
su compasión, solidaridad y misericordia”. También hace mención a
realidades que comprenden conductas irregulares e ilegales -por parte de
personas o grupos- en la que se encuentran ciudadanos tanto venezolanos como
colombianos, y en las que no se suele buscar a los responsables, lo que causa
zozobra no sólo en las áreas fronterizas sino en todo el territorio de ambas
naciones.
De igual modo como pastor de la Iglesia de San Cristóbal, condena todo
exceso que vaya contra la dignidad de la persona humana y pide en nombre de la
Iglesia local, que se respeten los derechos humanos de cada quien, cualquiera
sea su nacionalidad, condición o credo, pues todos son «Hijos de Dios».
Exhorta también a las autoridades e instituciones a encontrarse, pues
solo el encuentro producirá el diálogo constructivo de manera tal que el eje
fronterizo, Táchira-Norte de Santander, siga siendo uno de los más vivos de
Latinoamérica e invita a no olvidar que “los colombianos y los venezolanos
hemos convivido en esta frontera con un gran sentido de fraternidad durante
siglos” además de afirmar que “no podemos negar que numerosos tachirenses
tienen vínculos familiares con hombres y mujeres de Colombia”, por lo que
cualquier postura xenofóbica no es fraternal.
Por último, ratifica la vocación de servicio de la Iglesia Local de San
Cristóbal a favor de los más pobres sin importar su nacionalidad a ejemplo de
los discípulos de Jesús.
Fuente: · LA NACION 28 DE AGOSTO 2015. (SAN CRISTOBAL)
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