XII ENCUENTRO DE LOS JÓVENES CON EL ARZOBISPO
EJA 2016
MENSAJE DEL ARZOBISPO A LOS JOVENES
“La paz esté
con ustedes”. Esta mañana, queridos jóvenes, les saludo con las mismas palabras
que el Señor resucitado les dirigió a sus discípulos el mismo día de su
Resurrección. ¡La Paz esté con ustedes!
Ese día también les quitó el miedo y les comunicó su alegría.
Por décimo
segundo año consecutivo, acudo a esta cita con la juventud arquidiocesana, con la
esperanza de que este nuevo encuentro, más que con el arzobispo, sea un
encuentro con el mismo Señor Jesús. ¡Que se manifieste aquí el Señor Resucitado
y sople fuerte sobre todos su Espíritu Santo! Que hoy él les muestre sus llagas
gloriosas de crucificado, les quite el miedo, los envuelva en su alegría y los haga testigos
de su Misericordia.
Este año, la
cita se produce en el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Por
este motivo se ha escogido el lema: Testigos de la Misericordia. ¿Qué es un
testigo? Un testigo es aquel que ha visto, que ha oído, que ha presenciado un
acontecimiento y está en condiciones de narrarlo tal como ocurrió (1 Jn 1,1-4).
¿Qué han
visto ustedes de Cristo Jesús, qué han oído de él, que han presenciado de su
vida, que los habilita para contárselo a otros jóvenes? Queridos jóvenes,
¡cuánto deseo que el mensaje, la persona, el estilo de vida, la forma de ser de
Jesús, se incrusten tan profundamente en sus corazones que los transformen en
formidables testigos de su Misericordia! Que a través del sacerdocio bautismal,
todos ustedes se vuelvan puentes por donde circule la vida misericordiosa de
Jesús.
No es fácil
ser testigos calificados de la Misericordia divina porque vivimos en un mundo
que prefiere escuchar la mentira y no la verdad. Vivimos en una civilización
cruel que mata criaturas en el vientre de la madre, utiliza miles de embriones
como material para hacer experimentos científicos. Un mundo que considera a los
viejos, a los discapacitados, a los seres especiales como material desechable. Un
mundo que ha perdido el rumbo porque no valora la dignidad de los seres humanos
ni reconoce en cada uno de ellos la presencia de la imagen y semejanza de Dios.
Este mundo lo
llevamos dentro de nosotros mismos. Somos
de alguna manera producto de esta civilización. Por eso nos cuesta deshacernos
de sus falsos valores, de sus pautas engañosas y deshumanizadoras. Si no
dejamos a Jesús trabajarnos a fondo dentro de nuestras familias, grupos,
comunidades y parroquias nuestra conversión se puede quedar en la nata, en la
superficie; carecer de raíz, de profundidad. ¡Cuidado! Que pueden estar
privando a lo mejor en nosotros intereses egoístas que nos vuelven vulnerables,
manipulables ante el acoso de las tentaciones.
Pero el Señor
es un Buen Pastor, que no tira la toalla fácilmente con nosotros. Nos vuelve a
llamar. Nos ofrece nuevas oportunidades para ser de los suyos, adherirnos más
fuertemente a su persona, ponernos a
trabajar en su proyecto de amor, de misericordia y de perdón. ¡Qué maravilloso
es poder llegar a decir juntos: Somos la juventud de Cristo! Cristo
identifica mi voz, Cristo me conoce a
fondo. ¡Somos de Cristo! ¡Formamos parte de su Equipo!
Si, jóvenes, sean
ustedes de Cristo y sea Cristo de ustedes! Restéense con él, a fondo, para
siempre. ¡Que su vida, su tiempo, sus opciones, sus palabras, su celular, su
tablet, sus redes, pertenezcan claramente a Jesús! El nos hizo el centro de su
vida y de su misión en esta tierra. Déjense convocar por él para ser ustedes ovejas
de su rebaño. Familiarícense con su voz, conózcanlo más a fondo. Síganlo.
Caminen con él, déjense envolver por la fuerza de su amor. El les enseñará las
claves para actuar en todo momento y en todo lugar como testigos de su
misericordia.
No se dejen
engañar por otras falsas voces que tratan de imitar la suya para engatusarlos. Para
seguir a Jesús por el camino de la misericordia, necesitan prestarle atención a
su Palabra, buscarlo en la Oración personal, comunitaria, escuchar atentamente
y tenderles la mano a las personas que
se acercan a ustedes, en busca de ayuda, de amistad, de consuelo, de fortaleza.
Tienen un tesoro que es Cristo. Comuníquenlo. No se lo guarden para ustedes.
Como dice San Francisco de Asís: dando es que se recibe. San Juan Pablo II
decía que la fe solo se fortalece entregándola a otros.
No le tengan
miedo a sus propias debilidades. El Señor sabe
de qué barro han sido hechos. El conoce sus virtudes, sus dones y talentos. Conoce sus
alegrías y tristezas. Así como son, los
ama y los llama a colaborar con él y los envía a difundir su mensaje de misericordia para colaborar
junto a él en la promoción de una nueva cultura de la paz, del perdón y de la
reconciliación.
Muchos se
asustarán al verlos caminar con Jesús y les dirán que esa es una aventura loca.
Apóyense unos a otros, en sus grupos y comunidades juveniles. No se suelten de
sus asociaciones y de sus parroquias. Juntos podemos llegar a ser hombres y
mujeres nuevos y construir un mundo más justo y mejor. Eso es posible porque caminamos
detrás de un piloto seguro, que no suelta el timón y conserva la ruta en medio
de las tempestades; de un baqueano poseedor del mejor GPS del mundo que nos
lleva indefectiblemente a puerto seguro. Alguien que nos brinda paz, confianza y
seguridad.
Ustedes saben
que hay por allí mucho muchacho y muchacha que rescatar del licor, de la droga, del bachaqueo, del
esoterismo, del sexo desenfrenado, de la delincuencia callejera. No son malos.
Sus familias, su sociedad, sus malas juntas los dañaron. La solución no es
lincharlos ni encerrarlos en cárceles donde se pudren y llenos de odio y
resentimiento. La solución es, como enseñaba Don Bosco, prevenir y ayudar a los
jóvenes con gran amor antes de que caigan en vicios y malandrajes.
En este año
de la misericordia, el papa Francisco nos dice que este mundo tiene solución si
le aplicamos una buena dosis de Misericordina. En vez de sembrar marihuana,
amapola y minas antipersonales, sembremos misericordia. El terreno de Venezuela está minado de escasez
alimentaria, de inseguridad impune, de odio fratricida. Reina la ley de la
selva: ¡sálvese quien pueda! Se está
sembrando cizaña pura en el corazón de los venezolanos.
El Buen Pastor necesita jóvenes que le ayuden a seguir su obra en el
mundo. Pidámosle, en víspera del domingo de las vocaciones, que suscite en el nuestros
corazones el deseo de darle a nuestras vidas un decisivo giro de servicio: en
el sacerdocio en la vida religiosa,
misionera, en la construcción de una
familia cristiana, en la renovación de la función política. La mies es grande
en esta arquidiócesis. Los fieles que componen nuestra Iglesia Marabina son
muchos: alrededor de 3.000.000 de habitantes, y solo cuenta con 150 sacerdotes,
entre religiosos y diocesanos, algunos ya enfermos y ancianos, 20 diáconos
permanentes y alrededor de 100 religiosas dedicadas a la educación.
Necesitamos
una legión de ministros extraordinarios de la comunión, delegados de la
Palabra, catequistas de adultos, adolescentes y niños. Hago un llamado a los
jóvenes, aquí presentes, para que dejen resonar fuertemente, hoy, en su corazón,
el campanazo de la voz poderosa de Cristo Buen Pastor que los invita a seguirlo
en una de estas vocaciones. Déjense interpelar por el Señor: Reflexionen
seriamente y respóndanle con decisión. El los está llamando y cuenta con ustedes para
ser sacerdotes, diáconos, religiosas, misioneras, consagradas, familias
cristianas, servidores del país en el mundo de la política, de la economía y de
la cultura.
Jóvenes, Cristo
los necesita. No se queden con los brazos cruzados. El Buen Pastor tiene
necesidad de sus labios para seguir predicando el evangelio, de sus manos para
seguir curando heridos, de su corazón para seguir amando, de toda sus personas para
seguir salvando. Tiene necesidad de ustedes
para sembrar en muchos jóvenes,
estériles y vacíos, las semillas de la bondad, de la comprensión, de la ayuda
mutua, de la amistad desinteresada y de la fraternidad.
Oigan al Papa
Francisco: No queremos jóvenes debiluchos, jóvenes que están “ahí no más”, ni
sí ni no, pegados eternamente a un celular, desconectados del mundo y de la
realidad. No queremos jóvenes que se cansen rápido y que vivan cansados, con
cara de aburridos. Queremos jóvenes fuertes, queremos jóvenes con esperanza y
con fortaleza, ¿por qué? Porque conocen a Jesús, porque conocen a Dios, porque
tienen un corazón libre”. (Palabras improvisadas en el encuentro con
los jóvenes en la Costanera de Asunción, el 12 de julio).
Que María de
Nazaret, la primera joven que se atrevió a decirle SI a Dios y se resteó con El
a fondo hasta el final, sea la inspiradora,
la madre bendita que les comunique a todos su fuerza testimonial y su
inagotable alegría en la entrega de cada día. Que ella haga resonar siempre en
su corazón las palabras de su Hijo Jesús: No tengan miedo, Yo he vencido el
Mal, el pecado y la muerte y estaré con
ustedes todos los días hasta el fin del
mundo”. ¡En nombre de Jesús, lancen conmigo la red y la pesca será
abundante!
Buen Pastor, enseña a los jóvenes aquí reunidos
lo que significa «dar» su vida
mediante la vocación y la misión.
Como enviaste a los Apóstoles a predicar el Evangelio
hasta los confines de la tierra,
lanza ahora tu desafío a la juventud de esta Iglesia
para que cumpla la gran misión de darte a conocer
a cuantos aún no han oído hablar de ti.
lo que significa «dar» su vida
mediante la vocación y la misión.
Como enviaste a los Apóstoles a predicar el Evangelio
hasta los confines de la tierra,
lanza ahora tu desafío a la juventud de esta Iglesia
para que cumpla la gran misión de darte a conocer
a cuantos aún no han oído hablar de ti.
Da
a estos jóvenes la valentía y la
generosidad
de
los grandes misioneros del pasado,
de suerte que, a través del testimonio de su fe y su solidaridad con todos sus hermanos y hermanas necesitados,
el mundo descubra la verdad, la bondad
y la belleza de la vida que sólo tú puedes dar.
de suerte que, a través del testimonio de su fe y su solidaridad con todos sus hermanos y hermanas necesitados,
el mundo descubra la verdad, la bondad
y la belleza de la vida que sólo tú puedes dar.
Enseña
a los jóvenes reunidos en este Palacio de Eventos,
a llevar tu mensaje de vida y verdad, de amor y solidaridad,
a ciudades y campos, a edificios y villas a barrios y caseríos,
a llevar tu mensaje de vida y verdad, de amor y solidaridad,
a ciudades y campos, a edificios y villas a barrios y caseríos,
Y
a sembrarlo en el centro de todos las realidades y problemas
que afligen a la familia venezolana al inicio de este siglo XXI.
que afligen a la familia venezolana al inicio de este siglo XXI.
Buen Pastor, cuenta con nosotros para
lanzar en tu nombre la red
en los mares donde nunca la hemos lanzado
y a salir a trabajar animosos en tu viña,
contando con tu amor y tu inmensa
misericordia. Amén.
(Adaptada de una oración de S. Juan Pablo II)
(Adaptada de una oración de S. Juan Pablo II)
Maracaibo
16 de abril de 2016
+ Ubaldo R Santana Sequera FMI
Arzobispo de
Maracaibo
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