UN ROSAL MARIANO: EL SANTO ROSARIO
El mes de mayo es el mes de María
en Venezuela. Los invito a conocer mejor una de las oraciones más recomendadas
por María Santísima misma y por muchos santos y Papas: el rosario. ¿Qué
significa la palabra Rosario? Corona de rosas. El rosario es un jardín de rosas
plantado en el corazón mismo de la Madre de Dios y Madre nuestra.
¿Cuándo apareció esta oración? A
finales del primer milenio. A la sombra de los monasterios. Fue conocido como
el salterio de los fieles. Los monjes rezaban los 150 salmos de la Biblia en
latín y el pueblo sencillo no podía unirse a esa oración porque no sabían leer
ni sabían latín. Entonces surgió el rezo
del santo rosario: 150 avemarías divididas en 15 decenas precedidas de un
padrenuestro y finalizadas por un gloria. A inicios del siglo XVI se completó
la oración colocando para cada decena la meditación de un misterio de la vida
de Jesús a la que estuvo íntimamente asociada la Virgen María: así fue como
aparecieron los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, fundamentados en la
Palabra de Dios o en la Tradición. San
Juan Pablo II en su carta apostólica sobre el Rosario de la Virgen María
(16-10-2002), añadió la meditación de cinco nuevos misterios, vinculados al ministerio público de Jesús, que intituló
misterios luminosos.
El rezo del Santo Rosario se
difundió durante el segundo milenio bajo el impulso del Espíritu Santo. Ocupa
un lugar especial en las principales apariciones marianas de los siglos XIX y XX,
principalmente en Lourdes y Fátima.
Desde el inicio del tercer milenio esta oración se ha ido haciendo cada
vez más popular entre los católicos venezolanos y hoy encontramos una gran
variedad de propuestas en internet, las redes sociales y las aplicaciones de
los celulares para rezarlo personal o comunitariamente. Es hermoso y alentador
ver a millares de peregrinos caminando con el Nazareno, el Santo Cristo de la
grita, la Divina Pastora, la Chinita, la Virgen del Valle con su rosario en la
mano.
En su Carta Apostólica el Papa
explica también cuál es la significación de esta oración. Deja claro desde el principio que aunque es
una devoción de carácter mariano no deja de ser profundamente cristológica. En
la meditación de los 20 misterios
encontramos un compendio del mensaje evangélico y de la culminación de
la historia de la salvación. Es una
escuela donde el pueblo cristiano, de mano de María, aprende a contemplar a
Cristo, rostro divino del hombre y rostro
humano de Dios. El recorrido por
cada misterio nos pone en comunión vital con Jesús a través del corazón
inmaculado de su Madre.
A medida que desgranamos sus
cuentas le vamos contando también al Señor, junto con nuestra madre bendita,
todos los hechos, acontecimientos y experiencias que conforman el entramado de
nuestra vida cotidiana con sus dolores y alegrías, sus esperanzas y sus
penas; y vamos presentando ante su
Divina Misericordia los hechos
palpitantes de la actualidad del mundo y de nuestra patria.
Al principio el rezo del Santo
Rosario puede parecer aburrido, repetitivo, nos entra una gran pereza y
buscamos evadirlo o dejarlo para más tarde.
Pero cuando entramos en su pedagogía oracional descubrimos que encierra
un gran potencial para llevarnos a la oración contemplativa. Al deslizar los dedos por las cuentas,
pronunciar las palabras de Isabel y del ángel, centrar nuestra atención en un
punto concreto de la vida de Jesús, todo al lado y en presencia de María,
aprendemos a contemplar, con los ojos de la fe y el corazón de la Madre, los acontecimientos salvadores de
su Hijo y se nos va abriendo nuestra inteligencia a la palabra de la Escritura
(cf Lc 24,45), que dice que “María
guardaba todos estos recuerdos y los meditaba dentro de su corazón” (Lc
2,19.51).
¿Qué es la vida contemplativa?
¿La oración contemplativa? Estamos
llevados a pensar que eso es un asunto de monjes y monjas de clausura que han
abandonado el mundo para dedicarse exclusivamente a ello. Es un concepto
erróneo. La vida contemplativa es aquella que se consagra abiertamente a la
búsqueda de lo esencial: es decir a la escucha de la Palabra y de la voluntad
de Dios y al descubrimiento de su presencia en el corazón mismo de las
realidades cotidianas. Todos los cristianos estamos llamados a ser activos y
contemplativos y a poner, como María, nuestro
corazón en sintonía con el corazón de Dios y a actuar en consecuencia. Fiat.
Una de las buenas escuelas junto con la Lectio
divina que tienen los bautizados para vivir en esta dimensión y unificar su
existencia en torno a un eje central es precisamente la oración del santo
rosario. Por este camino logramos también
darle unidad y cohesión a nuestra familia. Tenía razón ese apóstol de la
oración que fue el Padre Peyton que recorrió América Latina repitiendo: “Familia
que reza unida permanece unida”. Recemos
el Santo Rosario en familia.
Los invito pues a tomar el
rosario, la camándula entre sus manos y a aprender a acompañar al Señor Jesús
como lo hizo la Santísima Virgen desde la Anunciación hasta la Parusía pasando
por el Gólgota, el Cenáculo, Pentecostés y el envío misionero a todas las
naciones. A medida que vayamos avanzando,
María nos irá susurrando dulcemente a los oídos: Haz lo que él te diga (Jn 2,5) y nos irá forjando un temple de
discípulos misioneros listos para construir, como nos lo pide el Papa Francisco,
una Iglesia “en salida”, que no tenga miedo de ensuciarse las manos para ayudar
a los descartados generacionales, a los sobrantes de la civilización de
consumo, a los desechos humanos que afean la industria del turismo, a los
heridos tirados en las orillas del
camino. Una Iglesia que se interne “mar adentro” en las periferias
territoriales y ambientales de nuestras megápolis, llevando en sus alforjas las
semillas del Reino de la compasión, del perdón y de la misericordia. Reza el
Santo Rosario.
+Ubaldo R
Santana Sequera FMI
Arzobispo de
Maracaibo
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