LA CONVIVENCIA EN ESTE MUNDO DEL TRIGO Y LA CIZAÑA
INVOCA AL ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, llena mi corazón de tu presencia
Y enciende en mí ser el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu, Señor, y todo será creado
Y renovarás la faz de la tierra.
Oh Dios que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que guiado(a) por ese mismo Espíritu saboree hoy la dulzura de tu Palabra y goce siempre de su divino consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amen
LEE CON ATENCIÓN LA PALABRA DE DIOS: Mt 13, 36-43
Cuando despidió a la multitud, Jesús fue a la casa. Entonces sus discípulos se le acercaron y le dijeron: “Explícanos con claridad la parábola de la cizaña en el campo”. Él les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los partidarios del Reino, mientras que la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el Diablo; la cosecha es el fin del mundo; los segadores son los ángeles. Así como se recoge la cizaña y se arroja al fuego, de igual modo ocurrirá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles para arrancar de su Reino todo lo que lleva al pecado y a quienes hacen el mal y los arrojará al horno de fuego, donde habrá llanto y desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que quiera escuchar que entienda.”
PALABRA DEL SEÑOR
GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
MEDITA LA PALABRA DE DIOS
Te invito a volver algunos versículos más atrás y leer nuevamente la parábola (vv. 24-30). Habitualmente las parábolas no se explican. A cada oyente o lector el Señor le invita a buscar su comprensión y aplicación a su vida. Esta parábola no solamente se explica sino que se le atribuye a cada uno de sus siete elementos (sembrador, campo, buena semilla, cizaña, enemigo, siega y segadores) un significado preciso, lo que la transforma en una alegoría.
En su explicación Jesús le da además un sesgo escatológico, poniendo el acento en el destino final de los partidarios del diablo y los seguidores del Reino. A los primeros se les aplica el castigo que menciona el libro del profeta Daniel: serán arrojados a un horno de fuego (Da 3,6); los justos en cambio gozarán del destino descrito por el profeta Malaquías: “Porque ya viene el día, ardiente como un horno; todos los arrogantes, los malvados no serán más que paja. Ese día que está llegando, dice el Señor todopoderoso, los devorará y no dejará de ellos ni rama ni raíz. Pero sobre ustedes, los que respetan mi nombre, se levantará un sol victorioso que trae la salvación en sus rayos.” (Mal 3,19-20).
Mientras llegan los tiempos finales del juicio y por consiguiente de la separación definitiva del bien del mal, ambos tienen que convivir juntos en esta tierra. Esta convivencia de la gracia y del pecado se da en varias dimensiones: se da en las realidades del mundo, en los miembros de nuestras familias, en los integrantes de nuestras comunidades parroquiales y diocesanas, y también en cada uno de nosotros. Tenemos que aceptar, que por más que luchemos contra la presencia del mal en nosotros, no será posible desarraigarlo del todo en esta vida. No nos adelantemos. No emitamos juicios definitivos sobre personas y situaciones. Las cosas pueden cambiar. Hay chance de convertirse hasta el último momento (Cf Ez. 18). Pero tampoco nos acomodemos a la presencia del mal, ni nos congraciemos con él, ni nos hagamos sus cómplices. Tengamos claro que al final habrá un juicio y triunfará el trigo sobre la cizaña, la gracia sobre el pecado, el Bien sobre el Mal.
HAGO ORACIÓN A PARTIR DE LA PALABRA
GRACIAS, SEÑOR, por mis brazos buenos, cuando hay tantos mutilados; por mis ojos buenos cuando hay tantos sin luz; por mi voz que canta, cuando tantas enmudecen; por mis manos que trabajan, cuando hay tantas que mendigan; por conservarme siempre con buena salud,por el pan nuestro de cada día, por guiarme siempre por el buen camino.
ES MARAVILLOSO, SEÑOR, tener un hogar donde volver, cuando hay tanta gente que llora, que odia, que resuelve en pesadillas; y tantos que mueren antes de nacer.
ES MARAVILLOSO, SEÑOR, sobre todo tener tan poco que pedirte Y TANTO QUE AGRADECERTE.
ALABADO SEAS, SEÑOR
ME COMPROMETO HOY
¿Cómo está sembrado el campo de mi vida? Lo reviso para identificar el trigo de la cizaña. Buscar conocerme mejor para aceptarme en todos mis componentes y a partir de allí aceptar a las personas que me rodean tal como son y no como yo quisiera que fueran y convivir con ellas en las condiciones reales de sus cualidades y limitaciones.
28-07-15/URSS
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