FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO
En los primeros días de este año 2.015 que el Señor nos regala, es
propicia la ocasión para hacer un balance de vida del año recientemente
concluido y hacer propósito para el que hemos iniciado. Mirando hacia atrás
vemos, en primer lugar, una montaña de
beneficios y dones que Dios, en su infinita bondad, nos ha concedido. Por eso,
elevamos nuestro corazón y decimos: “en verdad, es justo y necesario, darte
gracias, siempre y en todo lugar”. Pero también vemos otra montaña formada por
nuestras faltas, defectos, pecados, y, como el publicano en el templo, indignos
de levantar nuestra mirada, de corazón, le decimos “ten piedad de nosotros que
somos pecadores”. Pero lo más importante es que dirigimos nuestra mirada
adelante, a este nuevo año que iniciamos, quizá haciéndonos la señal de cruz,
le decimos al Señor que lo queremos vivir cerca de él, que nos conceda su gracia para que, en medio de las dificultades
y el dolor, nunca nos apartemos de él.
Este nuevo año 2.015, es como un libro nuevo que el Señor nos
concede, tiene 365 hojas y en él debemos escribir la historia de nuestra vida y
también la historia de nuestra relación cotidiana con el Señor. Querido
hermanos, permítanme darles algunos consejos para que le saquemos frutos de
vida eterna a este nuevo año.
.- Tengamos la actitud de la Santísima Virgen María “María guardaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón”. El cristiano de este siglo, para que realmente
sea “cristiano”, es decir, “seguidor de Jesús”, “con los mismos sentimientos de
Cristo Jesús”, debe ser místico, debe tener una experiencia personal con él. No
basta que tenga un “barniz”, o sea, religioso desde el punto de vista
sociológico, o emotivo, pues tendrá que ir contra corriente. Mientras más
estemos en Dios, tendremos más serenidad, capacidad de ver las cosas con
objetividad y acertaremos más en nuestras decisiones. No olvidemos nunca que
nuestra existencia está repleta de decisiones. Me comentaba un sacerdote muy
cercano a mi persona : “Un amigo piloto que hacía vuelos trasatlánticos solía
pedirme la bendición de viaje antes de iniciar esos largos recorridos. Un día
en el que el tiempo andaba muy revuelto por las tormentas y él se disponía a
realizar uno de estos desplazamientos, le manifesté mi preocupación por las
condiciones meteorológica, y me dijo: no te preocupes, es cuestión de subir un
poco más. Arriba no hay turbulencia…”.
.- Cumplir el deber de cada día, pues es el camino que nos llevará
al encuentro con Dios. No hacer cosas extraordinarias sino hacer
extraordinariamente bien las cosas ordinarias, para escuchar la alabanza de
Jesús: “Muy bien, siervo bueno y fiel;
has sido fiel en lo poco, te constituiré sobre lo mucho, entra en el gozo del
Señor” Mt. 25, 23. La santidad de vida se compone de muchos actos de amor:
honradez, puntualidad en el trabajo, sinceridad, afabilidad en el trato,
orden...Cuando alguien sucumbe en su vida y mide el suelo en su caída, no hay
que creer que eso obedezca a una causa repentina. Puede ser por dos razones:
una formación defectuosa recibida en el principio de su carrera le ha conducido
por una senda defectuosa, o una negligencia persistente ha minado poco a poco
su virtud y, dejado crecer los vicios, por lo que se ha precipitado en una lamentable ruina. Casi
siempre esta segunda causa está presente cuando no se cumple el deber de cada
día.
.-
“Carpe Diem”: «no
dejes para mañana lo que puedas hacer hoy» o «vive cada momento de tu vida como si fuese el último» o más claramente
“aprovecha el día con intensidad y provecho”. El tiempo para un empresario
o un hombre de banca es oro, pero para nosotros, los cristianos, es salvación o
condenación. El tiempo es la distancia que nos separa del momento en que nos
presentemos delante de Dios, el día de nuestra muerte, con las manos vacías o
llenas de buenas obras. Y la experiencia nos dice que “la vida en esta tierra
es breve, es corta”. Por eso, no podemos darnos el lujo de “matar el tiempo”,
“de aburrirnos”, de hacer que las horas pasen sin hacer algo bueno por los que
están a nuestro alrededor. La Palabra de Dios nos exhorta: “anden con prudencia, no como necios, sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, pues pronto viene la noche, cuando ya nadie puede
trabajar, “No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si
no desfallecemos. Por consiguiente, mientras hay tiempo hagamos el bien a todos”.
.-
Vivamos con alegría, esperanza y optimismo. Somos hijos del Gran Rey que nos
defenderá en nuestras batallas contra nuestros enemigos, externos e internos.
Secundemos la iniciativa del Papa Francisco: “comuniquemos con gozo la alegría
de tener a un Padre, a Jesús que nos amó y se entregó por nosotros, y al
Espíritu que viene en auxilio de nuestra debilidad, nos sostiene y nos
perdona”.
Queridos hermanos, apliquemos estos sencillos, pero
profundos consejos para que podamos con letra agradable a Dios llenar el libro
de este nuevo año que se abre ante nosotros.
El Señor nos bendiga y nos guarde.
Él haga resplandecer su rostro sobre nosotros y tenga de nosotros misericordia.
Él vuelva hacia la tierra su rostro y ponga en ella su paz.
Amén.
Mons. Ángel Caraballo
Obispo auxiliar
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