DOMINGO
XIX ORDINARIO C 2019
HOMILIA
Muy queridos hermanos
En su
caminata hacia Jerusalén, donde se consumará su misión redentora, Jesús se
propone hacer de sus seguidores auténticos discípulos suyos. Un discipulado que
descansa sobre una formidable revelación: que su Padre Dios no es solamente su
padre, sino que quiere ser también padre de todos ellos. No ya sólo discípulos,
sino hijos de Dios Padre. Este es el gran don que Jesús ha venido a traer a la
humanidad. “Cuando se cumplió el plazo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer para que nos rescatase y recibiéramos la
condición de hijos” (Gal 4,4).
Jesús no se
contenta con revelarlo. Con su propia vida dará un ejemplo, desde su nacimiento
hasta su resurrección, de cómo se comporta un hijo con su Padre Dios. Y es que
los seres humanos, por nosotros mismos y con nuestras propias fuerzas, no somos
capaces de comportarnos como hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Por eso
Dios nos revela por medio de su Hijo cómo vive, se relaciona y se comporta un
hijo, nos hace por medio del bautismo del don de la filiación y por el don del
Espíritu Santo, en por los sacramentos de la iniciación cristiana, bautismo,
eucaristía y confirmación, nos comunica la gracia para comportarnos como tales.
Con la
gracia de la filiación divina recibimos también la gracia de la fraternidad:
hermanos de Cristo y, en Cristo y con Cristo, hermanos unos de otros. No
podemos ser hijos sin ser hermanos de los demás hijos de Dios y de comportarnos
como tales con ellos. Nuestra vocación fundamental en esta tierra y dentro de
la Iglesia es la de vivir, en los diversos estados en los que Dios nos llama,
como hijos de Dios. Sabemos que somos hijos de Dios si nos comportamos como hermanos unos de otros, nos
servimos, nos ayudamos, nos perdonamos, promovemos la fraternidad en todos los
ambientes, realidades y culturas donde nos toque vivir, compartiendo dentro de
la Iglesia y con todos los demás seres humanos, los dones, talentos, tiempo y
bienes.
¿Cómo ha de
comportarse un hijo de Dios con su padre? ¿Cómo ha de comportarse un hermano
con sus demás hermanos en la fe, los creyentes, no creyentes, sin religión, sin
Dios alguno? Jesús se lo va mostrando camino a Jerusalén. A nosotros nos lo va
mostrando en la Iglesia en el camino de nuestras vidas, en la sociedad en que
vivimos, en esta situación tensa, angustiosa, incierta en la que nos
encontramos actualmente en Venezuela.
Para
aprender a ser hijos y hermanos necesitamos fijarnos en el comportamiento de
Jesús con su Padre, en su comportamiento con los seres humanos que fue encontrando
en su camino. Necesitamos dejarnos llevar y guiar por el Espíritu Santo, el
gran maestro de la filiación y de la fraternidad y del amor compartido.
Solo una
detenida contemplación de Jesús, de sus actitudes, opciones, preferencias bajo
el impulso y soplo del Espíritu, no solos ni aislados sino en comunidad
eclesial, nos hará descubrir cuál será nuestra manera propia de ser hijos en el
Hijo, hermanos en el hermano mayor, solidarios en el compartir los bienes en el
Espíritu Santo. Necesitamos escuchar la Palabra, meditarla, asimilarla y
ponerla en práctica, como la Virgen María. Necesitamos compartir con los demás
creyentes la eucaristía dominical. Necesitamos implorar en la oración constante
e insistente el don del Espíritu.
Descubrir la filiación de Jesús, aprender de
él a tratar con el Padre, a confiar totalmente en él le dará un sentido
radicalmente distinto a nuestra vida, a nuestra manera de organizarla, de
establecer un orden de prioridades a la hora de definir qué es lo importante y
lo secundario; de pensar y utilizar el tiempo presente; de usar los bienes que
adquirimos con nuestro trabajo; de situarnos ante el futuro, ante la muerte,
ante la vida eterna que nuestro Jesús nos ofrece. Ser hijos del Padre, ser
hermanos en Cristo, formar un solo cuerpo eclesial en el Espíritu es la
plenitud de nuestra dignidad humana, la manera más cabal de realizar la imagen
y semejanza con la que Dios nos plamó en la creación.
+Maracaibo
11 de agosto 2019
+Ubaldo R
Santana Sequera fmi
No hay comentarios:
Publicar un comentario