DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS 2019
HOMILÍA
Te debo, Dios mío,
los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida.
porque libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida.
Salmo 54
Muy queridos hermanos,
En el mes de noviembre de cada año la tradición, la cultura y
la sociedad estadounidense celebra el día de ACCION DE GRACIAS: “Thanksgiving
Day”. Es la fecha más querida, la más esperada, la más importante y la más
festejada por este pueblo que habita el norte de este continente. Otras
naciones como Canada y Brasil también lo festejan.
En USA sus pobladores hacen memoria de un hecho histórico,
fundacional como Nación. Hay diversas narraciones, pero todas giran en torno a cómo,
en 1621, los primeros colonos que llegaron a de Plymouth, Massachusetts, ante
una cosecha insuficiente, fueron socorridos por los nativos, gesto solidario
que dio lugar a una comida compartida por nativos y peregrinos. Más adelante el
gobernador Bradford primero y el presidente Lincoln después le dieron carácter
festivo oficial.
La memoria y celebración de este hecho histórico posee tal
fuerza convocadora que todos los que habitan este país viajan, desde cualquier
parte, para congregarse en familia y con sus seres queridos, para compartir el
pan con alegría y regalos, pero, sobre todo, para DAR GRACIAS por todo cuanto
son y tienen. Es costumbre también asociar otras personas con quienes se tiene
una particular vinculación de amistad, compañerismo o solidaridad.
Hacer memoria y DAR GRACIAS, he allí el meollo e importancia de
esta celebración. Esas mismas actitudes fueron las que Dios a través de Moisés
le pide al pueblo de Israel que realice cuando recoja su primera cosecha en la
tierra prometida. Esa es la actitud que Jesús les pide a los apóstoles en la
última cena: Hagan esto (la eucaristía) en memoria mía.
El agradecimiento es una actitud propia de la condición humana.
Es de bien nacido ser agradecido reza un refrán popular. Es también la espina
dorsal de la espiritualidad del judaísmo vetero-testamentario y del
cristianismo. Los cristianos somos esencialmente seres eucarísticos; estamos
llamados a un permanente retorno a Dios, como el leproso curado del evangelio,
para darle gracias y reconocerlo como fuente permanente de donde brotan los
mayores dones de la vida.
El Thanksgiving day no se hubiera mantenido en el tiempo si
no hubiera respondido a la conjunción de una actitud fundamental y ll deseo
humano de buscar y expresar la felicidad que anida en lo hondo de todos los corazones.
La vocación primera y la búsqueda primordial e incesante del ser humano es la
de ser feliz y el cultivo de la gratitud es uno de los caminos privilegiados
para cultivarla y concretarla. Por eso, el día de ACCION DE GRACIAS es un día
para la felicidad, es un día en el que nos sentimos y somos felices, un día
para evocar, recoger y poner de manifiesto todos los motivos que tenemos para
agradecer, todos los motivos por los que somos felices. Es un día en el que cosechamos los motivos que nos colman
el corazón de las más nobles y profundas alegrías.
Por eso tiene fuerza germinal. Un solo día no puede
contenerla. Pero la gratitud no puede circunscribirse o limitarse a un día, a
una fecha cada año, porque la vida diaria es ella misma un don, un regalo. Por
lo que la GRATITUD, más que una celebración anual, ha de ser una actitud
permanente en el ser y quehacer de cada uno de nosotros en particular y de
todos, tanto como familia, grupo social o como Nación.
Agradecer, ser felices nos enseña el camino de una existencia histórica vista, concebida y
vivida con sentido de trascendencia. Desde lo humano nos catapulta a las
entrañas de Dios. Descubrimos la vida y
todo en la vida como un regalo y presencia del amor de Dios: la posibilidad, en
definitiva, de vivir la vida como un espacio-tiempo de bendiciones incesantes.
Todo lo bueno que somos, tenemos y nos acontece es para
agradecerlo y lo menos bueno para aprender de ello y seguir adelante. Nuestras
vidas, nuestras familias, nuestros seres queridos, nuestra salud, nuestras
oportunidades educativas y laborales, nuestros sueños y metas, nuestros
esfuerzos cotidianos y nuestros logros personales y comunitarios reflejados en
la grandeza como Nación y en la calidad de vida que podemos disfrutar. Todos
estos son motivos cotidianos para agradecer, para vivir en una actitud
permanente de agradecimiento.
Un día como este no debe quedarse por consiguiente en una
mera celebración puntual. Ni tampoco debe dejarse encerrar en formas
celebrativas centradas en la inmediatez, en el consumo, en lo efímero de la
compra-venta, en el utilitarismo tangible de la oferta y la demanda, en la
materialidad consumista y en el mercantilismo agotador, inmanente y pasajero. No
ignoramos y todos sabemos que aquí y en la humanidad entera hay mucho por
mejorar, mucho por humanizar, para extirpar muchas experiencias de injusticia
de violencia y de muerte, muchos sueños frustrados y muchas esperanzas
fallidas, muchas y muy variadas manifestaciones de mal por el egoísmo humano.
Este día y todos los días se nos presentan como una
oportunidad para agradecer, pero, también y especialmente, como un desafío para
proyectarnos y ser felices construyendo motivos para que no solamente nosotros
podamos agradecer, sino para que también otros hermanos lo puedan hacer. Ayudar
a un hermano a ser agradecido es hacerlo crecer en dignidad y humanidad. Así lo
reflejan y lo afirman las lecturas que acabamos de escuchar, particularmente el
evangelio.
El Señor Jesús curó a diez leprosos. Solo uno regresó para
dar gracias. A ese, Jesús le acrecentó su fe y le regaló también la salvación. Jesús no pretende poner de manifiesto una
realidad estadística. El 10% solo da gracias. Pero el hecho es que son muchos
los agraciados, pero pocos los agradecidos. A los diez leprosos les dio motivos
para agradecer. Solo uno regresó donde él para manifestar su agradecimiento.
Ese samaritano se transformó en nuestro maestro y guía de una forma ideal de
vivir, una espiritualidad. Vivir en permanente retorno agradecido a Jesús.
La gratitud es sin duda una actitud y una conquista diaria,
pero es también una inmensa gracia que hemos de pedir con insistencia al Señor.
El mundo necesita crecer más en agradecimiento. El DIA DE ACCION DE GRACIAS nos envía a sembrar semillas de
agradecimiento para que otros más necesitados las puedan cosechar.
El Papa Francisco ha establecido que en adviento celebremos
también el día mundial de los pobres. Son dos conmemoraciones muy cercanas que
deben darse la mano. Ser agradecidos y darles la oportunidad a otros hermanos
de vivir y estar en condiciones de ser ellos también felices y agradecidos.
Porque no puede haber verdadera y autentica ACCION DE GRACIAS cuando todavía
hay aquí y en el mundo hermanos que sufren y que padecen la carencia de
condiciones mínimas para vivir, creer, amar, esperar, agradecer y ser felices.
THANKSGIVING DAY es una fecha patria anual, un día en el
calendario para DAR GRACIAS, pero especialmente una celebración para
recordarnos que esta ha de ser nuestra actitud permanente: la de ser
agradecidos para ser felices; no para relanzarnos a la búsqueda desenfrenada y
egoísta de otra fiestecita pasajera más sino para construir un mundo mejor, más
justo y más humano; un mundo en el que todos los habitantes de la tierra – no
sólo de una nación – vivan y tengan la oportunidad de celebrar y agradecer. ¡Feliz
día de Acción de Gracias! ¡Happy Thanksgiving Day!
Miami 28 de noviembre de 2019
+Ubaldo R
Santana Sequera FMI
Arzobispo
emérito de Maracaibo
Administrador
apostólico sede plena de Carora
N.B. Agradecimiento a mi amigo Mario J. Paredes
(www.acppps.org) cuyas reflexiones para este día me han Inspirado para esta
homilía.